Durante el crecimiento y desarrollo infantil se pueden producir ciertas dificultades o problemas que conviene atender a tiempo y ayudar desde una perspectiva profesional como modo de atender y prever problemas psicológicos futuros.
¿Cuándo debe acudir al psicólogo un niño?
Normalmente los problemas de comportamiento en la infancia no solo son detectados por los padres del niño o el propio niño, sino por otros profesionales que están en contacto con él (como profesores, pedagogos, psicólogos escolares, médicos y enfermeras,…). Comparando su conducta con la que típicamente muestran los sujetos de su edad y nivel de desarrollo, consideran que puede ser un problema para el niño o que no se produce un ajuste adecuado.
Tanto estas observaciones como las propias verbalizaciones del niño que puedan indicar algún tipo de dificultad o sufrimiento, son motivos suficientes para consultar a un especialista en terapia infantil.
¿Qué tipo de problemas se tratan en la terapia infantil?
El miedo y la ansiedad se tratan de reacciones emocionales normales en el desarrollo de cualquier ser humano. Sin embargo, puede que por diversas razones este proceso se complique y comience a ser un problema o dificultad que el niño no sepa o pueda resolver solo ni tampoco con la ayuda de su familia.
Esta ansiedad, miedos o fobias más frecuentes suelen ser:
- Ansiedad por separación: se trata de una ansiedad excesiva relacionada con la separación del hogar o de las personas a las que el niño se encuentra efectivamente vinculado.
- Fobia social: ante ciertas situaciones sociales el niño experimenta una fuerte ansiedad, normalmente acompañada del miedo al juicio de los demás. Ello hace que finalmente acabe no enfrentándose a esas situaciones o viviéndolas cada vez con más ansiedad y malestar.
El insomnio no se trata de una alteración puntual del sueño ya que eso formaría parte de la normalidad de nuestra vida. Que nuestro sueño se vea alterado de vez en cuando normalmente es debido a factores externos como el ruido, el calor, ciertas preocupaciones,… Sin embargo, cuando hablamos de Insomnio hacemos referencia a la dificultad persistente para conseguir un sueño reparador que puede ser por diferentes causas:
- Insomnio de inicio: se trata de un retraso en el inicio de este proceso.
- Insomnio de mantenimiento: frecuentes interrupciones durante la noche.
- Insomnio tardío: despertar temprano de este proceso.
Esto puede afectar al ritmo diario del niño, sintiéndose cansado, de mal humor o deprimido y no rindiendo lo suficiente en el colegio, por ejemplo. Además, esto suele repercutir mucho en la familia y en concreto, en los padres.
A veces aparecen otros episodios distintos que son las Pesadillas, que forman parte de la ensoñación del niño y hacen que se despierte normalmente muy activado y con ansiedad. Muchas veces se hacen más frecuentes por factores psicológicos o ambientales.
El por qué de que la aparición de una depresión infantil es una respuesta compleja ya que sus causas pueden ser muy diversas: puede darse por un trauma, por una situación difícil en el colegio o en casa, por fracaso escolar,…
La depresión es un trastorno del estado de ánimo que afecta a diferentes ámbitos del niño y se caracteriza por la tristeza y distimia, falta de motivación e interés en sus actividades,… Los síntomas más comunes son:
- Apatía e irritabilidad
- Cansancio
- Insomnio o trastornos del sueño
- Trastornos de alimentación
- Problemas sociales y aislamiento social
- Dispersión de la atención
- Ideación suicida
Es importante que ante estos síntomas el niño pueda recibir ayuda profesional, no solo para mejorar su calidad de vida presente y aliviar su malestar sino para prever problemas futuros a desarrollar en la adolescencia o edad adulta.
En algunos casos se produce un retraso en el desarrollo, que puede ser físico-motor o cognitivo y emocional. Normalmente lo detectan los padres o los profesionales que están en contacto con el niño (profesores, médicos, enfermeras,…)
Los más frecuentes son:
- Autismo: es un trastorno que puede cursar o no con retraso mental y que se caracteriza por una dificultad para la interacción social.
- TDA O TDAH: se trata del trastorno por déficit de atención, que puede presentarse con o sin hiperactividad y se caracteriza por la dificultad en mantener la atención e impulsividad motora.
- Problemas en el lenguaje. Tartamudez: dificultades a la hora de elaborar o expresar lenguaje. La tartamudez es uno de los más frecuentes.
Va a ser de gran ayuda para el niño y la familia la detección de estos problemas (cuanto antes mejor debido a su mejor pronóstico) y el tratamiento y estimulación de aquellas dificultades que se le vayan planteando.
Los niños pasan una gran parte de su tiempo en el colegio. Allí se relacionan con sus iguales, con adultos y nuevas normas y al reto del aprendizaje diario y constante. Ello hace que sea un ámbito muy importante y que pueda influenciarles de muchas maneras. No es de extrañar que con frecuencia surjan dificultades. Las más habituales son:
- Dificultades en sus relaciones sociales
- Acoso escolar
- Falta de técnicas de estudio
- Fracaso escolar
- Trastornos del aprendizaje
- Problemas afectivos y emocionales: inseguridades, miedos, baja autoestima,…
Es importante que cuando surgen este tipo de problemas el niño pueda sentirse acompañado y ayudado, no solo por su familia sino por un profesional que se centre en sus necesidades y pueda entrenarle en técnicas de estudio más adecuadas, en enfrentar sus miedos y dotarle de las herramientas necesarias para ello, entrenarle en habilidades sociales y reforzar su autoestima.
A lo largo de su desarrollo el niño va experimentando muchos cambios y es posible que hacer frente a ellos no siempre sea fácil. En algunos casos se empieza a dar la conducta agresiva o impulsiva. Esta conducta tiene un gran impacto en el medio del niño ya que genera mucha incomprensión y puede llegar a ser hiriente para sus allegados y molesto para los que le rodean. Muchas veces los padres hacen todo lo que pueden, siendo un proceso muy cansado y frustrante y sin embargo no haber llegado a solucionar el problema. Detrás de todo esto el niño tiene razones para comportarse como lo hace y el psicólogo haciendo una evaluación funcional le ayuda a:
- Analizar bien sus problemas
- Gestionar mejor sus emociones
- Otras maneras de conseguir lo que quiere
- Empatizar mejor con aquellos que le rodean
- Trabajar con la familia, siendo un agente clave
Aquí, la ayuda y colaboración de las familias va a ser muy relevante para el pronóstico de evolución del niño, si bien es cierto que él será el agente del cambio. Con esto y la ayuda y orientación psicológica se trabaja para recuperar el bienestar del niño y el clima familiar.
Las funciones de eliminación se adquieren mediante el control de esfínteres, que supone todo un “hito evolutivo” en la vida del niño. Aunque la edad a la que consiguen este control es variable entre niños y entre sexos, es frecuente que empiecen a entrenar (o los padres empiecen a enseñarle) sobre los 18 meses y se acabe de adquirir entre los 3 y los 5 años (en niñas) o 6 años (en niños). Pasados estos momentos, evolutivos la falta de control urinario (enuresis) o fecal (encopresis) se considera un problema.
Se trata de un trastorno multicausal para el que, de nuevo, será importante realizar una buena evaluación pero que tiene una serie de técnicas psicológicas conductuales asociadas al tratamiento muy concretas.
Esta dificultad puede acarrear en el niño sentimientos de vergüenza, culpa, tristeza, dificultades sociales,… por lo que será importante atenderlo cuanto antes.
La alimentación del niño va a sufrir a lo largo de su desarrollo diferentes cambios que irán ajustándose a sus necesidades nutricionales, que serán unas u otras dependiendo de la edad. De esta manera, el niño va adquiriendo nuevos aprendizajes de cómo alimentarse y cómo comer, siguiendo las referencias que le marquen los adultos (padres, colegio,…). Actualmente, cada vez se adquieren peores hábitos de alimentación, muchas veces provocados por el estresante ritmo de vida, la falta de atención sobre esta actividad, la comida rápida y rica en grasas saturadas, … Pudiendo provocar Obesidad cada vez en más niños y sus consiguientes riesgos de salud.
A esto es importante añadir la importancia social de la imagen corporal. Si se produce mucho desajuste el niño puede desarrollar Bulimia o Anorexia, que son trastornos de la alimentación muy graves.
Los problemas más frecuentes de la alimentación infantil suelen ser:
- Negación y rechazo de alimentos: a pesar de tener edad para comer ciertos alimentos, se niegan a comer muchos de ellos, a probar nuevos alimentos, a comer algunas texturas, comer solo en algunos sitios,…
- Tiempo que se tarda en comer: comiendo demasiado lento o demasiado deprisa: muchas veces por unas pautas inapropiadas en cuanto a hábitos de comida.
- Vómitos: muy frecuentes en la etapa infantil muchas veces provocados por los motivos ya mencionados.
- Trastornos alimentarios: Obesidad, Anorexia y Bulimia.
Por otro lado, muchas veces las alteraciones que se producen en la alimentación son un reflejo del problema del niño y no el problema en sí. Será importante realizar una buena evaluación para una intervención adecuada.