¿Por qué me cuesta pedir ayuda? O la cruz de ser demasiado autosuficiente

Algunas personas encuentran dificultades de pedir ayuda o reconocer que no pueden con todo. Mostrar actitudes de autosuficiencia y fortaleza está muy reforzado socialmente, ya que suele generar admiración y reconocimiento. Sin embargo, al tratarse de una actitud generalizada suele tener gran perjuicio sobre las personas que la muestran.

A continuación veremos algunas ideas que te ayudarán a identificar si es un problema que te afecta, y cómo pedir ayuda.

Qué actitudes exhiben las personas que se muestran autosuficientes

  • Suelen minimizar las dificultades a las que se enfrentan. Tienden a quitarle peso a los problemas, y hacerlos parecer nimios y fácilmente resolubles.
  • Muestran, en ocasiones, una actitud arrogante o de cierta “prepotencia”. Niegan sentir miedo, malestar o ciertas emociones “negativas”.
  • Se muestran ligeramente tensos cuando se expresan emocionalmente.
  • Niegan la ayuda que los demás les ofrecen, pero, en cambio, es bastante frecuente que se ofrezcan a ayudar a los demás.
  • Las expresiones como “me siento mal”, “me afecta” etc. no están en su vocabulario.

Cuáles son los motivos por los que una persona llega a ser

  • Creer que vulnerabilidad es sinónimo de “debilidad”.

En ocasiones, este discurso despectivo hacia la vulnerabilidad puede haber sido aprendido de personas de su entorno. Quizá hayan visto rechazados o ridiculizados sus sentimientos de vulnerabilidad.

Por otra parte, a veces tiene que ver con un discurso negativo generalizado. La persona tiende a utilizar categorías absolutas para definirse y valorarse. Por lo tanto, sino es fuerte, es débil.

  • Autoestima poco sólida. La persona se valora tomando como referencia estándares irreales de perfección.

En estos casos la autoestima también es entendida de manera dicotómica. O se es capaz de todo, o no se vale en absoluto. Ello lleva a querer demostrar siempre competencia para escapar de la regla verbal que han aprendido acerca de su valía.

Puedes leer más acerca de autoestima aquí.

  • Dificultad para perdonarse los errores. Uso del autocastigo como forma de mejora.

En ocasiones la dureza que emplean en su lenguaje, es una forma de autocastigo que se infligen a sí mismos. Algunas personas creen que cuanto más severos sean consigo mismos más se ayudarán a no volver a cometer el error. En consecuencia, es posible que terminen incorporando una visión despectiva del error fruto de todo el proceso verbal de castigo. Incluso utilizando como instigador el adjetivo “débil”.

  • Miedo a perder el control. Miedo a sus propias emociones.

Mostrarse vulnerable implica admitir que no se puede con todo, y que se es falible. Esto puede resultar demoledor para algunas personas que creen que si no lo tienen todo controlado, las cosas saldrán mal.

Cómo aprender a asumir tus límites y sentirte bien con ello

  • Ser fuerte” o “hacerte fuerte”.

Son dos formas distintas de enfocar las situaciones difíciles a las que te enfrentas. ¿Lo haces con el objetivo de demostrar tu fortaleza o con el objetivo de crecer y hacerte más capaz?.

Si es con el segundo objetivo nada te impide pedir ayuda, y seguirte fortaleciendo.

  • Empieza a valorarte por todo aquello que sí consigues. Autorrefuérzate.

Si eres capaz de darte cuenta de las áreas en las que eres valioso, posiblemente dejes de exigirte ser invulnerable.

Si quieres aprender sobre el refuerzo y el autorrefuerzo puedes leer nuestros artículos al respecto.

  • Conoce y respeta tus emociones. Las emociones “negativas” no son malas.

Las emociones displacenteras como miedo, vergüenza, tristeza, no son malas por sí mismas. De hecho, conviene saber que las emociones tienen una función de adaptación esencial. Es gracias a que nos sentimos mal, que ponemos en marcha acciones para reparar esa situación.

Por otro lado, las emociones tampoco tienen por qué desbordarte. Si desarrollas tu inteligencia emocional, aprenderás a detectar a tiempo cuándo estás mal para poner solución al problema.

  • Permítete fallar. Adopta otra actitud ante los errores o fracasos.

Entender que los errores forman parte del aprendizaje, y que, muchas veces, este último surge de los primeros, será fundamental.

Háblate de forma compasiva cuando falles, y utiliza el error como algo productivo de lo que puedes extraer aprendizajes sobre la situación.

Puedes obtener algunas ideas sobre cómo cambiar tu actitud ante el error en nuestro artículo.

Artículo escrito por: Maiana García.