El cambio climático no solo está afectando a nuestro planeta. Aunque no lo parezca, poco a poco, también está teniendo un impacto grande en nuestra salud mental y bienestar psicológico. A medida que presenciamos en televisión, radio y otros medios de comunicación eventos climáticos extremos, como olas de calor desproporcionadas, incendios forestales, sequías, huracanes… nuestra sensación de impotencia y malestar emocional aumenta. Con todo ello es posible la aparición de estados de ansiedad, estrés y preocupación excesiva ante todo este tipo de situaciones que por desgracia cada vez son más habituales.
En la actualidad se percibe con cierta confusión y preocupación un clima “demasiado” cambiante. Los medios de comunicación señalan en sus informativos habitualmente esta tendencia. Las estaciones cada vez son menos estables, por así decirlo. Esta primavera, por ejemplo, se está caracterizando por tener alguna semana de calor más común de periodos veraniegos, con temperaturas que han llegado a rozar los 30 grados, alternada con semanas de frío que nos obligan a acudir al fondo del armario a por prendas más propias de invierno para combatir los bruscos cambios de temperatura. Uno no sabe ya que ponerse…
¿conoces otros nuevos conceptos como el stresslaxing?
¿Qué dice la ciencia sobre el cambio climático?
Si se hace una revisión exhaustiva sobre informes y documentación relativa al cambio climático podríamos decir que entre el 97% y el 99% de la comunidad científica hay consenso. Se afirma que el cambio climático existe y esta generado por la actividad humana. Presentan varios argumentos respaldados por evidencias empíricas y señala los siguientes entre otros:
1- Aumento de las temperaturas globales
Las mediciones muestran un aumento constante de las temperaturas promedio en todo el planeta.
2- Concentración de gases de efector invernadero.
La actividad humana, como la quema de combustibles fósiles y la deforestación, han aumentado las concentraciones de dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera atrapando más calor.
3-Cambio en los patrones climáticos.
Se observan cambios en los patrones climáticos, como un aumento de eventos extremos (huracanes más intensos, sequías más prolongadas, inundaciones más frecuentes), que son consistentes con las predicciones de modelos climáticos.
4-Se están derritiendo los glaciares y casquetes polares.
Este hecho está provocando el aumento del nivel del mar.
5-Registros históricos y paleoclimáticos.
Registros de anillos de los árboles y los núcleos de hielo proporcionan una evidencia adicional de cambios climáticos drásticos que están ocurriendo a una velocidad sin precedentes en la historia reciente.
Por otro lado, según la Organización Meteorológica Mundial (OMM) en su informe publicado el pasado 19 de marzo de 2024 confirma que el año 2023 fue el más cálido desde que hay registros, con una temperatura media mundial cerca de la superficie de 1,45 grados centígrados por encima de los niveles preindustriales. Señala también que se han batido récords en los niveles de gases de efecto invernadero, las temperaturas en superficie, el calor y la acidificación de los océanos, el aumento de nivel del mar, la capa de hielo marino de la Antártida y el retroceso de los glaciares.
La secretaria general de la OMM, Celeste Saulo, señaló que “la crisis climática es el reto más importante al que se enfrenta la humanidad, y está muy ligada a la crisis de desigualdad, como demuestran la creciente inseguridad alimentaria, los desplazamientos de población y la pérdida de biodiversidad”.
La ONU señala que en este 2024 existe una alta probabilidad de que se registren también temperaturas récord. Esto se produce en un momento en el que el pasado 2023 se finalizó una década de calor récords que ha dejado al planeta al “borde del colapso”.
¿Qué es la eco-ansiedad?
Uno de los efectos psicológicos más comunes de la crisis climática es la eco-ansiedad. Este término se refiere a la preocupación y el miedo persistente sobre el estado del medio ambiente y el futuro del planeta. Las noticias sobre el aumento de las temperaturas globales, la pérdida de biodiversidad y la destrucción de ecosistemas pueden generar sentimientos abrumadores de impotencia y desesperanza en las personas, especialmente en las generaciones más jóvenes que son las que se enfrentarán a las consecuencias a medio y largo plazo.
¿Cómo influye la ansiedad en el día a día?
Este concepto no solo reconoce la realidad de los desafíos ambientales que tenemos que enfrentar, sino que también destaca cómo estos desafíos están afectando nuestra salud mental de manera significativa.
La eco-ansiedad también puede estar vinculada a sentimientos de culpa y responsabilidad personal. Las personas pueden experimentar un conflicto interno entre sus valores ambientales y su estilo de vida cotidiano, lo que puede generar angustia por el impacto de sus acciones en el medio ambiente. Esta tensión emocional puede manifestarse como un sentido de desesperanza y desmotivación para tomar medidas adecuadas.
¿Cómo nos puede afectar psicológicamente el cambio climático?
La incertidumbre sobre el futuro del planeta puede afectar a la salud mental de las personas. La falta de una acción global para abordar el cambio climático puede generar sentimientos de frustración y desconfianza en las instituciones, en los políticos. Además, la preocupación por el legado que dejaremos a las generaciones futuras puede acarrear sentimientos de culpa y preocupación por el impacto que nuestras acciones tienen en el medio ambiente y el perjuicio que vayamos a causar.
Este malestar se puede expresar de diferentes maneras; desde una sensación persistente de preocupación y angustia, hasta ataques de pánico relacionados con eventos climáticos extremos. Una de las causas principales de esta ansiedad es la percepción de impotencia frente a la magnitud del problema y la falta de acción global para abordarlo. A medida que los informes científicos advierten sobre los impactos catastróficos del cambio climático, muchas personas se sienten sobrepasadas por la incertidumbre sobre el futuro del planeta y la poca respuesta que se le pueden dar de forma individual y colectiva.
La crisis climática puede provocar estrés relacionado con eventos específicos, “daños colaterales” podríamos decir, como pudieran ser evacuaciones por todo tipo de desastres naturales como incendios forestales, inundaciones, huracanes, pérdida de propiedades y medios de vida, así como la devastación de comunidades enteras. Estos eventos pueden provocar una sensación de vulnerabilidad y una mayor conciencia de la fragilidad del medio ambiente y la seguridad humana, y dejar secuelas emocionales duraderas, como el trastorno de estrés postraumático, estados depresivos o ansiedad generalizada.
Es importante reconocer y abordar los efectos psicológicos de la crisis climática. La educación sobre el cambio climático y sus impactos en la salud mental puede ayudar a reducir en cierta medida la preocupación excesiva. De cara al futuro necesitamos promover la comprensión y el apoyo mutuo entre las personas afectadas. Además, es fundamental tomar medidas concretas urgentes para mitigar el cambio climático y proteger nuestro planeta para las generaciones futuras. La acción individual y colectiva es crucial para enfrentar esta crisis global y proteger la salud mental y el bienestar de las personas en todo el mundo.
La terapia cognitivo-conductual que se imparte en CIPSIA PSICÓLOGOS y otras intervenciones psicológicas específicas, pueden ayudar a las personas a desarrollar estrategias de afrontamiento efectivas para encontrar un equilibrio entre la preocupación por el medio ambiente y el equilibrio.
¿Por qué no actuamos?
¿Qué razones da la psicología sobre nuestra tendencia a no actuar? La más poderosa es que creemos que nos queda muy lejos y que por tanto no hay que preocuparse. Incluso llegamos a pensar que no ocurrirá cerca de nosotros, lo vemos como algo lejano. Tendemos a quitarle importancia en nuestras vidas.
Todo esto, y mucho mas, lo explica muy bien Andreu Escrivá en su libro “Y ahora yo qué hago: Cómo evitar la culpa climática y pasar a la acción”. Un libro que recomiendo su lectura.
“Nuestro cerebro está programado para percibir un menor riesgo de que nos ocurran sucesos desagradables en nuestra vida (enfermedad, accidentes), de la misma forma que sobreestimamos las posibilidades de que todo nos vaya bien. El resultado es que por mucho que conozcamos el cambio climático, y sus efectos tan nocivos, creemos que alguien lo tendrá que sufrir, pero que no seremos nosotros. Nuestro cerebro además esta acostumbrado, “diseñado”, para actuar ante amenazas inmediatas, pero le cuesta mucho hacerlo ante amenazas mas alejadas en el tiempo y algo mas difusas. También es cierto que los mensajes negacionistas sobre el cambio climático, casi siempre empujados por cuestiones económicas o políticas, no ayudan a crear una conciencia con un frente común, y algunas mentes ingenuas se agarran a ese negacionismo para acallar su malestar y justificar su inacción.
Por último, y para complicar más las cosas, actuar contra el cambio climático supone aceptar la idea de que cada uno de nosotros deberíamos hacer algo, y esto no es fácil. Actuar en consecuencia puede hacer que nos tengamos que plantear algunos aspectos de nuestro modo de vida, y al llegar a ese punto es donde solemos empezar a ponernos excusas.
¿Qué podemos hacer?
Si te interesa el tema, seguro que has tenido la oportunidad de mirar qué cosas se pueden hacer de forma individual y colectiva para combatir el cambio climático, hay muchos decálogos en medios de comunicación y redes. Por no abrumar intentaré hacer una recopilación de las medidas que considero mas destacables y que más pueden ayudar según mi criterio:
1- Expresa tu conciencia para combatir el cambio climático. Educa.
Informa de todo lo que sabes al respecto, comparte, haz que otros se unan a la acción y sean también transmisores de esta sensibilidad convirtiéndose en motor de cambio.
La idea fundamental es hacer todo lo posible para conseguir una acción colectiva, no se puede pretender un cambio tan grande con acciones individuales.
Evita dar “charlas” demasiado técnicas que puedan generar rechazo. Intenta que tu discurso sea digerible, para ello has de resultar ameno y cercano.
La terapia cognitivo conductual te puede ayudar.
2- Ahorra energía.
El objetivo no es la eficiencia, sino el ahorro neto.
Piensa en la posibilidad de contratar energía de origen renovable o autoconsumo.
Haz de tu casa un lugar lo más energéticamente eficiente posible.
Reduce el consumo de todo lo que no necesites.
Alarga la vida de todo lo que puedas y cuanto puedas.
Recicla.
3- Utiliza los medios de transporte menos contaminantes siempre que puedas.
Transporte público o bicicleta. Reducirás tu huella de carbono.
4- Alimentación.
Se necesita empezar un cambio en nuestra dieta incluyendo más vegetales, ya que la producción y distribución de carne tiene gran impacto y genera emisiones de efecto invernadero. No se trata de dejar de comer carne, se trata de ser responsable en su consumo. Consume alimentos lo menos procesados posible. Rechaza envoltorios innecesarios. Disminuye el desperdicio alimentario.
5-Agua.
Si el agua de tu casa es de calidad evita comprar agua embotellada.
Es fundamental el ahorro en el consumo de agua en casa en todos los hábitos cotidianos.
6- Apoya políticas climáticas.
Vota a partidos políticos que apoyen y promuevan la acción climática a nivel local, nacional e internacional.
7- Apoya a empresas comprometidas con la sostenibilidad y la reducción de su huella de carbono.
Artículo escrito por: CIPSIA psicólogos, Francisco Ortiz.