¿Qué es el Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH) es uno de los problemas infantiles que más se detecta en la actualidad. Se calcula que entre 3 y 7 de cada 10 niños es diagnosticado de TDAH en España y esta cifra continúa yendo en aumento. De hecho, es uno de los problemas por los que más se acude a terapia infantil.
El TDAH es un problema neurobiológico de inicio en la infancia, que se caracteriza por la presencia de tres conductas principales. Estas conductas o síntomas serían la presencia de dificultades significativas en la atención, la tendencia a actuar de forma impulsiva en vez de reflexiva y la presencia de una actividad motora mucho mayor de lo esperado tanto por la edad del niño, como por el contexto (hiperactividad).
Tipos de TDAH
Dentro de este trastorno, nos encontramos con diferentes subtipos según los síntomas que presentan los niños. Así estarían:
- Subtipo desatento: la característica principal de este subtipo serían las dificultades de atención. Las conductas o síntomas más comunes suelen ser la dificultad para mantener la atención durante un tiempo, tendencia a olvidarse de tareas o aspectos importantes, se distrae con facilidad, etc.
- Subtipo hiperactivo-impulsivo: en este subtipo de TDAH las características principales son la presencia de hiperactividad, es decir una actividad motora mayor de lo esperada, e impulsividad. Los síntomas más comunes son: su actividad motora es mayor de la esperada por el contexto, tiene dificultades para mantenerse quieto, tiene problemas para relajarse, es impaciente, le cuesta esperar su turno en juego u otras actividades, suele interrumpir con frecuencia, etc.
- Subtipo combinado o mixto: en este subtipo, se observa la presencia de conductas de ambos subtipos. Es decir, tiene conductas tanto de déficit de atención como de hiperactividad e impulsividad.
¿Qué consecuencias puede tener?
El trastorno por déficit de atención e hiperactividad es un problema psicológico que afecta a todas las áreas de desarrollo y de la vida del niño. Por lo tanto, las consecuencias que tiene en su vida son muy amplias y variadas y se perciben en los diferentes entornos en los que el niño está inmerso:
- Ámbito educativo: el área escolar es el contexto dónde se notan de forma mucho más clara los síntomas, ya que es aquí dónde se necesitan muchos de los recursos en los que tienen dificultades. Los problemas de atención suelen producir dificultades para seguir el ritmo de la clase y van a hacer que tarden más tiempo en realizar las tareas y actividades. además la impulsividad y la hiperactividad son conductas que pueden entorpecer el ritmo de la clase y causarles problemas. Como consecuencia de todo ello, suelen aparecer problemas con el rendimiento e incluso absentismo escolar.
- Ámbito familiar: las familias en las que uno o más de sus miembros tienen TDAH suelen verse afectadas de un modo u otro. La convivencia con una persona con TDAH en muchas ocasiones no es fácil, ya que suelen ser personas despistadas que se olvidan fácilmente de las cosas. Además, debido a su impulsividad es más fácil que se generen conflictos, por lo que la dinámica familiar se ve influida.
- Ámbito social: por último, el trastorno por déficit de atención e hiperactividad también afecta a la sociabilidad del niño/a. Las personas con TDAH suelen ser muy nerviosos e intranquilos, impidiendo el desarrollo normal de sus relaciones sociales. Además, los más impulsivos, pueden llegar incluso a mostrarse agresivos en algunas ocasiones.
¿Cómo sé si realmente mi hijo tiene TDAH?
Para saber si un niño o una niña tienen Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad en cualquiera de los tres subtipos, es necesario una serie de premisas. La primera de ellas y una de las más importantes es que el niño o niña ha de tener por lo menos 7 años para que se pueda realizar el diagnóstico. Además, es necesario que estos síntomas que muestra se observan en más de un entorno o contexto del niño. es decir, los síntomas tienen que aparecer en varios contextos como el escolar, el familiar o el referente a las relaciones entre iguales. Si el problema sólo se observa en uno de ellos, no estaríamos hablando de TDAH.
¿Qué puedo hacer si mi hijo tiene TDAH? Tratamiento
Al igual que muchos problemas psicológicos, el TDAH se puede tratar y se consiguen buenos resultados. Entre los tratamientos que más se han validado empíricamente se encuentra la terapia cognitivo-conductual. Sin embargo, debido al factor neurológico en algunos casos se hace necesario complementar la terapia psicológica con tratamiento farmacológico.
En el caso del TDAH, al tener un correlato neurobiológico en algún casos es necesario acompañar el tratamiento psicológico con una terapia farmacológica. Si eso sucede, es necesario contar con la colaboración de un neurólogo que evalúe la necesidad de la medicación y que controle la evolución del niño.
En cuanto al tratamiento psicológico, numerosos estudios muestran a la terapia cognitivo-conductual como una de las más eficaces para el tratamiento del Trastorno por Deficit de Atención e Hiperactividad en cualquier de los subtipos. Los objetivos de esta terapia serán mejorar la atención, hiperactividad e impulsividad según las conductas que presente. Para ello, le enseñará a controlar su entorno para que le resulte más fácil, técnicas de estudio, técnicas de autocontrol, etc. En definitiva, dotarle de herramientas para mejorar en todas aquellas dificultades que presenta.
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