Los arquetipos de la personalidad

Los arquetipos de Carl Jung son patrones psicológicos universales e innatos que se encuentran en el inconsciente colectivo de la humanidad. Estos modelos mentales representan símbolos e ideas primarias que influyen en nuestro comportamiento, percepciones y motivaciones.

Jung propuso que los arquetipos no son rasgos individuales, sino más bien estructuras mentales que se transmiten de generación en generación a través de la experiencia colectiva de la humanidad. Estos arquetipos se manifiestan en nuestros mitos, sueños, religiones y obras de arte, y nos ayudan a dar sentido al mundo.

La personalidad según Freud

¿Por qué son importantes los arquetipos?

Los arquetipos son patrones de personalidad, es decir, son lo que guían nuestras conductas para bien o para mal.

El Papel de los Arquetipos

Comprender los arquetipos de la supervivencia nos permite:

  • Identificar nuestras propias fortalezas y debilidades: Al reconocer nuestro arquetipo dominante, podemos aprovechar nuestras habilidades naturales y trabajar en nuestras áreas de mejora.
  • Colaborar de manera más efectiva: Cada arquetipo aporta una perspectiva única. Al trabajar juntos, podemos crear equipos más resilientes y eficientes.
  • Desarrollar estrategias de supervivencia más sólidas: Conocer los diferentes arquetipos nos permite anticipar las reacciones de los demás y desarrollar planes de acción más completos.

Otros tipos de personalidad.

Según Jung, cada persona tiene hasta 12 arquetipos, que juntos, conforman los patrones de personalidad de cada uno. Estos 12 están compuestos por los 4 arquetipos de supervivencia y 8 propios de cada persona.

Los arquetipos de la supervivencia

Estos arquetipos son 4, y son los únicos que sí o sí compartimos todas las personas y forman la base de nuestra personalidad. Son los siguientes:

  • El niño: habla sobre nuestras primeras ideas sobre la vida, nuestra seguridad y también nuestra autonomía. Nos conecta con la parte que mantiene la ilusión por futuros prometedores o alegres. Tiene mucho que ver con nuestra forma de apegarnos en la infancia y de cómo esta influye en el desarrollo en nuestra adultez para bien y para mal.
  • La víctima: nos ayuda a reconocer cuando estamos abusando de otros adoptando el rol de víctima. También para tomar consciencia de cómo este rol nos desempodera totalmente, haciéndonos sujetos pasivos a merced de la voluntad ajena y eventos externos.
  • La saboteadora: ayuda a comprender las múltiples formas que tenemos de ponernos la zancadilla. Nos ayuda a entender cómo tus miedos y creencias hacen que te mantengas en tu zona de confort a pesar de que esta sea perjudicial.
  • Prostituta: en el contexto psicológico, la prostitución no se refiere a lo físico, sino a vender tus talente, ideas, valores o principios. Nos enseña a como nos afecta desdibujarnos de esta manera y no saber cómo establecer límites.

¿Qué es la autoestima?

Artículo escrito por: Sergio Lozano, CIPSIA psicólogos.