Para obtener un kilo de pasta de coca, se necesitan 125 kilos de hojas. Cocinarla y recogerla, trabajando 14 horas diarias y un día de descanso a la semana, por 7$ diarios. El traslado de la coca, desde la selva hasta «el capo», es de varios días caminando, evitando las patrullas del ejército, las FARC, etc. (ahí todo el mundo es corrupto) y transportando de 35 a 50 kilos por persona (según la edad). Aquí trabaja toda la familia y con 8 años ya les ponen a recoger y pisar la hoja.
Contiene agua (de un riachuelo próximo, dónde ellos mismos orinan y defecan), keroseno, gasolina, éter, acetona, cal, amoníaco, cloroformo, gas y componentes más potentes como el ácido sulfúrico, potasio, plomo, sodio, etc. De la selva ya llega «cortada» porque ellos mismos la consumen; pero, hasta que llega a tu nariz, pasa anteriormente por unas diez o doce manos distintas y cada una de estas, le añaden sustancias de corte para ganar en peso o potencia.
¿Cómo la adulteran? Para ganar en peso, por ejemplo: lactosa, talco, manitol (laxante), bórax (mezcla de agua, sal y sosa) y/o cualquier cosa parecida a la cocaína. Para ganar en potencia, por ejemplo: anfetamina y cafeína (subida fuerte), novocaína (efecto boca dormida de coca buena, jaja), etc…
En definitiva; si de la selva sale con un 85-90% de pureza, cuando llega a ti, y esto está probado, es de un 7-12% de pureza. ¿Qué te estás metiendo realmente? Pues de todo, menos cocaína…eso está claro.
¿Cómo daña? Aunque digan que el no consumir no produce «síndrome de abstinencia«; no es cierto porque el síndrome es psicológico. Se denomina síndrome disfórico y se caracteriza por fatiga, insomnio o hipersomnia, sueños vívidos y desagradables, aumento del apetito y retraso o agitación psicomotora.
Algunas de las consecuencias de un consumo prolongado pueden ser: dolor de cabeza, caries, pérdida del sentido del olfato, hemorragia nasal, problemas al tragar, ronquera, secreción nasal crónica y lo peor…alteración mental (se apagan las señales entre las neuronas, evita que se recicle la dopamina, interrumpe la comunicación normal del cerebro, altera el sistema de recompensas porque la cocaína impacta directamente en la zona de la corteza donde se procesan los estímulos emocionales, disminuye la activación cerebral). Además, aumenta el riesgo de padecer accidentes vasculares como la angina de pecho, infarto de miocardio, etc… y lo peor…las arterias coronarias se constriñen, entorpeciendo el flujo sanguíneo, dando lugar a la miocarditis que es la inflamación del músculo del corazón. También se producen complicaciones gastro-intestinales, náuseas, dolor abdominal, desnutrición por falta de apetito y ojo al hígado porque puede lesionarlo tanto o más que el alcohol (estudios comprobados) y lo peor…esta enfermedad acostumbra a no dar la cara y puede pasar inadvertida. Aumenta el riesgo de VIH, hepatitis y enfermedades de transmisión sexual porque el efecto altera el juicio y puede llevar a comportamientos sexuales peligrosos.
El equipo de CIPSIA psicólogos somos especialistas en la prevención de recaídas en el consumo de sustancias adictivas.
Artículo escrito por Psicologo Ventas Cipsia Psicólogos: Raúl de Rozas (Técnico especialista en prevención de recaídas)
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