El perfeccionismo puede llegar a estar bien visto en una sociedad competitiva como la actual. A pesar de que sabemos que la perfección es un ideal inalcanzable, no vemos como algo negativo el que una persona dedique una cantidad ingente de tiempo y esfuerzo en una determinada tarea. Y, no obstante, el perfeccionismo puede convertirse en un gran obstáculo cuando la búsqueda de superación y las expectativas irreales se vuelven en nuestra contra y nos impiden funcionar.
Si quieres saber más sobre el perfeccionismo, puedes leer nuestro artículo aquí
Perfeccionismo y miedo al error
La perfección es un ideal que todos sabemos inalcanzable. Etimológicamente, el verbo perfeccionar implica la acción de dejar algo terminado. En este sentido, podríamos entender a los perfeccionistas en base a su dificultad para dar las cosas por terminadas, intentando incesantemente pulirlas y hacerlas mejor. Esto puede resultar tremendamente desadaptativo, pues nunca nada será lo suficientemente bueno, y cada pequeño fallo será visto como una catástrofe. En estos casos, es crucial que la persona aprenda a distinguir cuándo el trabajo está lo suficientemente bien para darlo por terminado, en vez de demorarse en intentar hacerlo todo perfecto.
Tolerancia a la frustración
En este punto, las expectativas irreales y el miedo al error serán dificultades con las que el perfeccionista tendrá que lidiar. Las personas muy perfeccionistas se caracterizan, como comentábamos, por sentir una gran aversión al error. En términos psicológicos, decimos que tienen una baja tolerancia a la frustración. Ello les lleva a la autocrítica y a la anticipación y comprobación de posibles fallos para sentir que controlan la situación. Paradójicamente, esta comprobación constante del error produce en estas personas una gran sobrecarga, niveles elevados de estrés y mayor probabilidad de fallar.
Por tanto, la persona perfeccionista debe aprender también a integrar y aceptar el error. El error es la forma en la que aprendemos, y en la que crecemos como personas. La habilidad de la tolerancia a la frustración nos ayuda a mantenernos motivados a pesar de los fallos, y a no condicionar nuestra valía personal en base a ellos.
Si quieres saber más sobre cómo superar el perfeccionismo, puedes leer nuestro artículo aquí
Perfeccionismo adaptativo y desadaptativo
Como en cualquier característica humana, las personas varían en su grado de perfeccionismo. Podríamos decir que el perfeccionismo problemático surgiría de la combinación de unas expectativas de desempeño muy altas, de una autoevaluación crítica del error (real o percibido), y todo ello daría lugar a la preocupación por la comisión de errores.
Si quieres saber más sobre las ideas desadaptativas que acompañan al perfeccionismo, puedes leer nuestro artículo aquí
Cuando el perfeccionismo es adaptativo, la persona tiene estándares altos, pero también mantiene una visión realista de la realidad y de sus propias capacidades, y es capaz de ser flexible y aprender del error. Por el contrario, el perfeccionismo desadaptativo se caracteriza por una autoexigencia muy por encima del desempeño posible, y por una gran preocupación y temor ante el error.
Con esto podemos entender que una persona que no haya aprendido a “manejar” su perfeccionismo, experimentará grandes y frecuentes dosis de malestar y frustración. Es por ello que el perfeccionismo está asociado a múltiples problemas de salud mental, y a trastornos como los de ansiedad, de alimentación (ej.: anorexia), depresión, obsesiones, etc.
Cómo identificar el perfeccionismo
Aparte de las manifestaciones más obvias del perfeccionismo, como la comprobación del trabajo hecho y de los posibles errores, o de la necesidad de que todo quede perfecto, existen otras formas menos claras, pero igual de problemáticas. Un ejemplo de ello puede ser la procrastinación, que muchas veces se debe al miedo a fallar o a la ansiedad de empezar una tarea que no sabemos cómo abordar. En este caso, posponer la tarea puede suponer un alivio inmediato del malestar y la incertidumbre, pero a la larga seguramente supondrá más problemas, más estrés y más trabajo acumulado.
En línea con lo que comentábamos sobre el miedo al error y la baja tolerancia a la frustración, es frecuente que las personas perfeccionistas se desmotiven ante los fallos, aunque estos sean pequeños. La autocrítica y la habitual comparación negativa con los demás también pueden ser signos de un problema de perfeccionismo
Si quieres saber más sobre el efecto de la comparación con los demás sobre la autoestima, puedes leer nuestro artículo aquí
En Cipsia Psicólogos somos expertos en el tratamiento de problemas de perfeccionismo, entre muchos otros. Si sientes que el perfeccionismo te está causando gran malestar, e influye de manera negativa en tu vida, no dudes en contactarnos
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano