Vivimos en una sociedad en la que la competitividad domina en cualquier ámbito de la vida. En el deporte, en las redes sociales, en el trabajo, en el estatus social, en la imagen. La competencia entendida como la superación de uno mismo y la superación sobre los demás puede ser un buen punto de partida para mejorar, pero no un destino final, sobre todo si no tiene fin. Competitividad y positivismo se dan la mano. Vivimos en una época en la que el impulso de la competencia se busca a través del positivismo excesivo o tóxico. El fenómeno del positivismo excesivo tiene varias causas, por un lado la cultura actual que prima sobre el éxito, el bienestar y la autosuperación constante.
¿En qué consiste la psicología positiva?
¿Qué es el positivismo tóxico?
Frases motivadoras, sueños de éxito y felicidad en redes sociales, y una presión constante por ser “positivos” se han vuelto casi una norma. Aunque mantener una actitud positiva es beneficioso en muchos aspectos, llamamos positivismo tóxico a la tendencia a evitar o negar cualquier emoción negativa a favor de una mentalidad excesivamente optimista o motivadora. La positividad no está mal, pero esta se vuelve tóxica cuando solo se pone el foco de nuestra atención en sentirnos siempre bien, aunque las circunstancias no acompañen, y llegando a negar, minimizar o invalidar emociones negativas. Este hecho puede llegar a ignorar la complejidad del comportamiento humano y las emociones legítimas asociadas al sufrimiento, el dolor o el miedo.
Características principales del positivismo tóxico:
- Negación de emociones negativas: Se rechazan o invalidan sentimientos como la tristeza, el miedo o la frustración, considerándolos innecesarios o contraproducentes.
- Frases simplistas y poco empáticas: Comentarios como “Todo pasa por algo”, “Sé fuerte”, o “Podría ser peor” ignoran el dolor emocional de las personas y suelen silenciar sus
- Enfoque excesivo en “ver el lado bueno”: Obligar a buscar siempre algo positivo, incluso en circunstancias devastadoras, sin permitir procesar el dolor o aceptar la
- Presión social para aparentar felicidad: Se fomenta una imagen de bienestar constante, particularmente en redes sociales, lo que puede llevar a ocultar el sufrimiento personal.
¿Por qué es problemático?
El positivismo tóxico invalida las emociones naturales y necesarias para lidiar con experiencias difíciles. Sentir tristeza, enojo o frustración es parte del proceso de aceptación y crecimiento.
Negar estas emociones puede llevar a:
- Problemas de salud mental: Reprimir sentimientos negativos puede causar ansiedad, estrés o depresión.
- Aislamiento emocional: Las personas pueden sentir que sus emociones no son válidas o que están “fallando” por no ser siempre felices.
- Relaciones superficiales: Al evitar expresar vulnerabilidad, se limita la conexión genuina con los demás.
Bienestar y psicología positiva
¿Cómo evitarlo?
- Aceptar todas las emociones: Reconocer que tanto las emociones positivas como negativas son parte de la experiencia humana.
- Practicar la empatía: Escuchar y validar los sentimientos de los demás sin minimizar su
- Fomentar un equilibrio emocional: Buscar el bienestar, pero sin ignorar o reprimir lo que
En CIPSIA PSICÓLOGOS podemos ayudarte a alcanzar el equilibrio entre el optimismo y la autenticidad emocional que es clave para una salud mental sólida.
Artículo escrito por: Francisco Ortiz, CIPSIA psicólogos.