Tratamiento Psicológico de los Trastornos psicosomáticos

¿Qué es un trastorno psicosomático?

Los trastornos psicosomáticos tienen como característica común su relación con la salud física de las personas. Serían aquellos trastornos en los que nuestras características psicológicas influyen de manera determinante en nuestra salud, pudiendo empeorar o crear síntomas sin una causa médica que los expliquen o incluso resultar un perjuicio para nuestra salud. Además, este tipo de trastornos no sólo generan problemas meramente físicos, sino que también entrañan mucho sufrimiento y malestar emocional.

¿Cómo se presentan estos trastornos psicosomáticos?

Al igual que otros problemas psicológicos, los trastornos psicosomáticos influyen en todos los aspectos psicológicos de la persona que los sufre. Así, nos encontramos con síntomas en los tres niveles de respuesta:

  • Cognitivo (qué pienso): este nivel de respuesta en este tipo de trastornos es muy importante, ya que juega un papel primordial en cuanto a la importancia e interpretación de los síntomas físicos. Así, suelen haber una interpretación catastrófica de los síntomas orgánicos y una mayor sensibilidad en la percepción de éstos. También existe una tendencia a atribuir estos síntomas corporales a causas orgánicas y enfermedades. Por último, también se observa una mayor preocupación por la salud y unos conceptos equivocados sobre enfermedades.
  • Emocional (qué siento): en este nivel cobra importancia no sólo el malestar y la ansiedad que sufren estas personas, sino también la capacidad para expresar e identificar emociones. Se ha visto cómo las personas que sufren este tipo de trastornos muestran menos habilidades a la hora de identificar y describir sus emociones y la respuesta orgánica asociada, interpretando ésta como un problema de salud físico.
  • Conductual (qué hago): en este nivel de respuesta destacan todos los comportamientos relacionados con la salud. Algunos ejemplos de estas conductas serían: una excesiva búsqueda de información sobre enfermedades y síntomas, búsqueda de atención médica desmedida, abuso de fármacos, etc.

Tipos de trastornos psicosomáticos

Trastorno de síntomas somáticos

Este trastorno se caracteriza por la presencia de algún síntoma somático que interfiere o causa malestar intenso, preocupación excesiva ya sea con pensamientos o emociones relacionadas con el síntoma somático (por ejemplo, una elevada ansiedad, pensamientos persistentes que no podemos evitar, etc.).

Trastorno de ansiedad por enfermedad

Antes conocido como hipocondría, describiría a la persona que muestra una preocupación excesiva por su salud sin ningún síntoma orgánico aparente o esta preocupación es desproporcionada al síntoma somático. Además, también aparecen conductas desadaptativas relacionadas con la salud (por ejemplo, comprobaciones continuas de algún síntoma de una enfermedad, evitación de visitar médicos por miedo al contagio, etc.).

Trastorno de conversión

Es el trastorno en el que la persona padece síntomas físicos que no se pueden explicar por ninguna causa médica. Estos síntomas pueden ser de carácter muy variado comprendiendo desde convulsiones, parálisis musculares, anomalías en el movimiento, etc.

Factores psicológicos que influyen en otras condiciones médicas

Este trastorno se refiere a todas aquellas situaciones en las que habiendo una enfermedad médica, ésta se ha visto afectada negativamente por factores psicológicos. Esta influencia puede ocurrir tanto influyendo en la recuperación o transcurso de la enfermedad, afectando al tratamiento, precipitando o aumentando los síntomas o, por último, suponiendo un riesgo para la salud.

Trastorno facticio

Describe aquellas situaciones una persona falsifica o simula síntomas físicos o psicológicos y se describe a sí mismo como enfermo, lesionado, etc. Este “engaño” puede ser tanto de síntomas propios, de uno mismo, o referidos a otra persona.

Otros trastornos de síntomas somáticos  y trastornos somáticos

También existen trastornos que no encajarian en alguna de las categorías anteriores, pero que suponen un malestar intenso a la persona y/o interfieren de manera significativa en distintas áreas de vida y por lo tanto, precisarían de ayuda profesional.

¿Por qué aparecen este tipo de trastornos?

Los factores que pueden causar la aparición y el desarrollo de este tipo de problemas son muy variados. Como ocurre en otros problemas psicológicos, estos factores causales pueden agruparse en tres grandes categorías:

En este tipo de trastornos en los que los síntomas físicos de salud están tan presentes, cobra especial importancia los factores biológicos. Así, las personas que anteriormente han sufrido agresiones físicas o enfermedades de manera frecuente tienen más probabilidades de padecer un trastorno psicosomático.

Dentro de esta destacarían las personas que tienen una personalidad con rasgos ansiosos  y con tendencia a preocuparse en exceso. También influye la existencia de una falta de recursos o habilidades relativas a la comunicación emocional. Por último, la existencia de problemas de consumo de sustancias también influye en la existencia de algunos trastornos psicosomáticos.

En cuanto a la influencia del entorno y la sociedad se ha visto que la importancia que se da en el entorno cercano a la salud influye en la aparición de los trastornos psicosomáticos. También un mayor nivel de contacto con enfermedades físicas, ya sea por haberlas sufrido o por haber visto a otras personas sufrirlas, hace más proclive la aparición de este tipo de problemas. Por último, los refuerzos y preocupaciones recibidas ante problemas o malestar físico aumentan la probabilidad de aparición de los trastornos psicosomáticos.

Tratamiento de los trastornos psicosomáticos

Una vez hemos concluido que podemos estar ante un trastorno psicosomático, tenemos que acudir a pedir ayuda profesional. El tratamiento cognitivo-conductual se ha mostrado el más eficaz para el tratamiento de este tipo de trastornos en numerosos estudios científicos. Este tipo de tratamiento permite aprender a identificar las respuestas emocionales y a gestionarlas adecuadamente, y a reducir tanto la preocupación por la salud como aquellos comportamientos que ponen en riesgo nuestra salud.