Enfrentarse a una pérdida

Enfrentarse a la pérdida de un ser querido es una experiencia inevitable y una de las más dolorosas a las que nos tenemos que enfrentar, ya sea la despedida con un buen amigo, el fin de una relación de pareja o la muerte de una persona muy querida. En este momento se pone en marcha un proceso conocido como “duelo”, que conlleva un cúmulo de sensaciones desagradables de dolor, angustia, desesperanza o apatía.

Estas experiencias son en gran parte inevitables, un proceso normal que tenemos que atravesar y en el que no existen caminos fáciles ni rápidos. Sin embargo, sí que existen algunas formas de llevar una recuperación más completa y hacer de esta experiencia algo más ameno.

¿Fases del duelo?

Seguramente habrás escuchado hablar de las fases del duelo, que se suelen describir en 5 pasos de negación, ira, negociación, depresión y aceptación. Sin embargo, uno de los primeros puntos importantes para enfrentarse a esta situación es la aceptación de experimentarlo, y de hacerlo a nuestra manera. Este proceso no es igual para todos ni todas las pérdidas son iguales, cada relación es única, por lo que permitirse vivir estas experiencias de una forma personal es imprescindible para empezar a aceptar la nueva situación.

Duelo: fases y tratamiento.

Cómo afrontar una pérdida

Como estábamos adelantando, una de las partes fundamentales de este proceso es la aceptación de tus propias emociones sin realizar juicios de valor. El tipo o la intensidad de las emociones variarán mucho de una persona a otra (hay muchas variables que pueden influir aquí, desde historia de aprendizaje, tipo de pérdida, tipo de relación…) y no son indicadores del cariño o del amor que sentimos por esa persona ni de nuestra fortaleza personal.

Siguiendo con la parte emocional, es especialmente importante tener oportunidad para expresar tus emociones. Aunque recordar estos momentos pueda ser doloroso, también es importante dejar que el desahogo haga sus efectos y dar rienda suelta a estas emociones, ya sea con personas de confianza o en soledad. Puede ser especialmente útil guardar momentos del día a día para hablar de esto o para expresar cómo nos sentimos ante esta pérdida; permitir la expresión sin que se convierta en el centro de nuestra experiencia.

Además de la parte emocional, es especialmente importante atender a la conducta. En los primeros días es normal sentirnos un poco desconectados del mundo o incluso estar en “shock” o paralizados por la situación. Darnos un tiempo de descanso puede ayudar mucho para la aceptación de la nueva situación, pero no permitas que esto se alargue más de la cuenta. Es normal que falte motivación y ganas, pero estas ganas se crean volviendo poco a poco a tus rutinas de manera progresiva.

De la misma forma, es posible que en un principio sea difícil mantener tus relaciones sociales y lo que más te apetezca sea desconectar de todo y de todos. Insistimos en la importancia del descanso, pero mantener estas relaciones es algo necesario, especialmente en estos momentos. Intentar afrontar de nuevo las situaciones sociales, aunque sea de forma progresiva, puede ayudarnos a volver a nuestras rutinas y nuestra vida después de un golpe fuerte. En este punto es conveniente que avises a personas de confianza de tu situación y valores cómo quieres manejarlo, si prefieres que alguien de la noticia por ti, marcar límites claros cuando quieras o no hablar del tema y facilitar que estas relaciones puedan ser un apoyo cuando más lo necesites.

Finalmente, comentaremos algo que puede ser muy lógico, pero suele ser fruto de mucha frustración. Permítete volver a ser feliz.

Tras una pérdida dolorosa, parte del recuerdo de la persona que nos ha abandonado está en nuestro dolor, por lo que dejar de sentir este dolor puede verse como dejar ir lo único que nos queda atándonos a esa persona. Aunque en los primeros momentos esto sea algo inevitable, poco a poco es necesario cambiar el valor de los recuerdos hacia algo más agradable. Recordar los buenos momentos y las experiencias vividas como una suerte de vivencias y permitirse volver a vivir algo parecido de nuevo poco a poco. Querer y sentir mucho por esa persona es compatible con volver a ser felices y poco a poco será algo más sencillo de conseguir.

¿Qué es el duelo patológico?

Artículo escrito por: Pedro Urbina