El trastorno múltiple de personalidad o trastorno disociativo de la personalidad se caracteriza por la presencia de dos o más identidades o personalidades que toman el control de la conducta de la persona de forma recurrente.
Cuando una de las identidades toma el control de la persona, esta actúa de un modo particular, cambia la voz, tiene unos sentimientos predominantes de ella y manifiesta unos rasgos de carácter específicos de esa personalidad y diferentes de las otras.
La persona que sufre este trastorno puede tener recuerdos vagos y lejanos de conductas o situaciones que ha vivido siendo dirigida por otra personalidad, y puede disponer de relaciones interpersonales distintas y exclusivas de cada una de sus identidades.
En la mayoría de estos pacientes se encuentra una personalidad primaria, la que se forja durante años, que suele ser depresiva, pasiva, dependiente y débil. Contrariamente las otras identidades son dominantes, hostiles y fuertes. Este hecho puede ser debido a que como la personalidad primaria no sabe afrontar las dificultades, defender sus derechos, ni dirigir su vida hacia sus propios objetivos, surgen al rescate de esta otro tipo de identidades opuestas.
El tránsito de una personalidad a otra suele ser de manera repentina y en muchas ocasiones es dado a causa del estrés psicosocial. Existe amnesia sobre las otras personalidades o sobre lo que pasó en el periodo en cuestión, siendo las personalidades más pasivas las que tienen unos recuerdos más limitados.
Según el sistema de clasificación diagnostica DSM-IV, se trata de un trastorno que forma parte del grupo de trastornos disociativos. El rasgo esencial de estos es el deterioro de la integración normal de la emoción, la sensación, el movimiento y/o pensamiento. Para que un equipo de psicólogos pueda diagnosticar este trastorno en un paciente, se deben dar los criterios diagnósticos de este, siendo uno de ellos la ausencia de consumo de sustancias o una enfermedad médica.
El curso suele ser crónico y recurrente. Se han descrito muchos más casos de mujeres que de hombres. Por otro lado, las mujeres suelen presentar más identidades que los varones.
El trastorno múltiple de personalidad se suele dar en muchos pacientes que han recibido abusos físicos y sexuales en la infancia, y se encuentra muy asociado al trastorno por estrés postraumático, siendo necesario para tratarlo un apoyo psicológico constante y a largo plazo.
El tratamiento tiene como objetivo final integrar las distintas personalidades del individuo en una sola, y que esta sea consciente de todos sus sentimientos, conductas y emociones. La intervención propuesta por una gran parte de los psicólogos es una terapia cognitivo-conductual, hecha de forma reiterada a lo largo de todos los estados del yo (identidades), todas las realidades internas y todos los afectos.
Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Anna Cadafalch
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