Comúnmente se han considerado a las emociones como algo negativo o positivo, o buenas o malas, en función de cual es la experimentada. Algunas preguntas interesantes que evidencia lo insano que es dicha clasificación son: ¿algo negativo o malo te gustaría vivenciarlo?, ¿Cómo sabes realmente que algo no es bueno o positivo?
Una clasificación más sana y adaptativa:
Las emociones sin diferenciar entre ellas, son adaptativas y tiene una función positiva en cada persona, por lo que no existen las negativas. Por lo que podremos clasificar las emociones como:
- Agradables / acercan: Son aquellas emociones que resultan agradables vivenciarlas, a raíz del estímulo que lo provoca, por ejemplo: el amor (emoción) que sentimos por nuestro mejor amigo (estímulo), o la curiosidad (emoción) que tenemos por la nueva película de nuestro director favorito (estímulo).
- Desagradables / alejan: Son aquellas que resultan desagradables de experimentar, a raíz de un estímulo que las genera, por ejemplo: el miedo (emoción) ante la salud de un abuelo enfermo (estímulo), o la rabia (emoción) ante un insulto de un profesor (estímulo).
Aprende más sobre emociones positivas o negativas aquí.
Gracias a las emociones, la persona va buscando su calidad de vida, alejándose de ciertos estímulos y acercándose a otros más agradables para él o ella. Pero para que sea posible este “baile”, tenemos que experimentar lo agradables y lo desagradables, para poder discriminar.
Películas como Inside Out (2015), explican de una manera muy accesible la importancia de todas las emociones, siendo un recurso muy adaptado a niños pequeños.
En conclusión
No podemos decir que las emociones sean buenas o malas, sino adaptativas. Todas ellas tienen su función y nos preparan para el bienestar o la compensación del organismo y psicológica, de una manera u otra.
¿Para qué sirven las emociones?
Artículo escrito por: Álvaro Castilla