¿Para qué sirven las emociones?

A menudo, consideramos las emociones como una forma irracional de ver el mundo. Creemos que nos hacen ser impulsivos y que estaríamos mejor sin ellas, intentamos domarlas y ocultarlas. Pueden llegar incluso a parecer un estorbo, y desearíamos que cambiasen o que desapareciesen. Y sin embargo, las emociones, buenas y malas, nos acompañan a lo largo de nuestras vidas, dan sentido a quiénes somos y nos indican qué es importante para nosotros.

Para entender la importancia que las emociones poseen en nuestras vidas, no hay más que observar las disfunciones de comportamiento que presentan personas con trastornos como la Alexitimia.

– Si quieres saber más sobre la Alexitimia, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí

 

¿Qué es la emoción?

Aunque no es fácil definir este término, podríamos decir que las emociones son estados afectivos puntuales, que se desencadenan en la percepción subjetiva del individuo, y que van acompañadas de cambios corporales innatos, los cuales pueden ser modificados por la experiencia.

En esta definición podemos observar los tres componentes que van asociados a la emoción:

 

 

  • Componente subjetivo, correspondiente a la vivencia emocional de un acontecimiento. Por ejemplo, experimentar la sensación de miedo ante una amenaza
  • Componente fisiológico, de activación corporal y expresión facial. Por ejemplo, aumento de la tasa cardíaca y sudoración, como resultado de la emoción de miedo
  • Componente cognitivo, de procesamiento de la información y comparación con situaciones previas similares. A su vez, la emoción influye en las capacidades cognitivas (atención, memoria, velocidad de procesamiento). Por ejemplo, el miedo puede hacer que procesemos la información con mayor velocidad

 

¿Cuál es la función de las emociones?

Según el profesor Johnmarshall Reeve, las emociones tendrán principalmente tres funciones: adaptativa, social y motivacional. Las emociones juegan un papel crucial en cómo se desenvuelve el individuo en el medio (función adaptativa), en sus relaciones con los demás (función social) y en la dirección de su conducta a metas y planes (función motivacional).

 

Función adaptativa

Si un mecanismo complejo como son las emociones se ha mantenido a lo largo de la evolución, probablemente será porque éstas desempeñen una función relevante para la supervivencia de las especies. Ya desde Charles Darwin se hablaba del valor adaptativo de las emociones. Estas nos preparan para la acción y nos indican qué hacer.

Por ejemplo, si nos encontramos ante un alimento en mal estado, experimentaremos la emoción de asco, y evitaremos consumirlo, con lo que estaríamos evitando una posible intoxicación alimentaria. Si, por el contrario, experimentamos una sensación placentera al quedar con un amigo, tenderemos a repetir la experiencia. De esta manera, las emociones guían la conducta, en términos de acercamiento o huida, hacia situaciones, objetos o personas según cómo estos nos hagan sentir.

 

Función social

La expresión emocional nos permite comunicar a los demás cómo nos sentimos, lo que les facilita predecir cómo nos comportaremos, y así ajustar su conducta. Por ejemplo, si parecemos tristes, es probable que nuestro interlocutor entienda las consecuencias de nuestro estado de ánimo e intente animarnos. La emoción cumple un importante cometido en las relaciones interpersonales, permitiéndonos entender al otro e interactuar de manera más eficaz.

 

Normalmente, expresar las propias emociones abiertamente suele ser bien visto por los demás como un signo de honestidad y confiabilidad. Aunque haya ocasiones en las que sea necesario ocultar las propias emociones para no dañar a los demás o evitarnos un problema, en general es más sano expresar a los demás cómo nos sentimos.

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Función motivacional

La emoción y la motivación se encuentran estrechamente relacionadas. Por un lado, la motivación conlleva emociones que remarcan la importancia de aquello que hacemos. Por otra parte, la emoción nos dirige hacia metas y aumenta nuestra motivación. Se podría decir que las emociones alimentan la motivación y la mantienen a lo largo del tiempo.

Cabe recalcar que las emociones son lo que nos permite distinguir aquello que es relevante para nosotros de lo que no lo es. De alguna manera, son las emociones lo que nos dice si algo está bien o está mal, si nos conviene hacerlo o si nos satisfará en el corto o el largo plazo. Si fuésemos seres completamente racionales y sin emociones, probablemente no iniciaríamos acciones, no tendríamos la capacidad de decidir y nuestra existencia carecería de sentido. Aunque es cierto que una mala autorregulación emocional puede ser muy perjudicial, las emociones resultan necesarias y son, en parte, lo que nos diferencia de otras formas de inteligencia como las máquinas.

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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano