Lidiando con la soledad

La soledad es una palabra que puede despertar sentimientos encontrados en las personas. Para algunos, la soledad se asocia con emociones negativas como el aislamiento, el aburrimiento, la tristeza o el dolor. Para otros, en cambio, la soledad se relaciona con aspectos positivos como la tranquilidad, la conexión con el entorno o con uno mismo, la reflexión o la creatividad.

La soledad y los seres humanos

Lo cierto es que el ser humano es un ser social por naturaleza y necesita relacionarse con otras personas para sobrevivir, desarrollarse y satisfacer sus necesidades afectivas. Sin embargo, también es importante aprender a estar solo y disfrutar de nuestra propia compañía, ya que esto nos puede aportar muchos beneficios para nuestro bienestar físico y emocional.

En nuestra sociedad actual, podemos encontrarnos con situaciones de soledad voluntaria o involuntaria. Por ejemplo, podemos vivir solos por elección o por circunstancias; podemos trabajar en un ambiente donde no tenemos mucha interacción con otros; podemos tener momentos de ocio donde preferimos hacer actividades en solitario o donde no tenemos planes con nadie; o podemos pasar por etapas de nuestra vida donde nos sentimos solos, aunque estemos rodeados de gente.

En cualquiera de estos casos, es importante saber cómo gestionar y aprovechar la soledad para que no se convierta en un problema o una fuente de sufrimiento. Algunas personas evitan la soledad a cualquier precio y buscan estar siempre acompañadas; otras se angustian cuando están solas y no saben qué hacer consigo mismas; otras dependen demasiado de los demás y se implican en relaciones poco saludables; y otras simplemente no disfrutan de su tiempo libre porque lo ven como una pérdida de tiempo.

¿Cómo nos afecta la soledad ante una pérdida?

Aprender a lidiar con la soledad

Estas actitudes pueden tener consecuencias negativas para nuestra autoestima, nuestra salud mental y nuestra calidad de vida. Por eso, es fundamental aprender a estar solo y disfrutar de nuestra propia compañía. ¿Cómo podemos hacerlo? Aquí te damos algunas claves:

  • Anticipa los beneficios: Piensa en las razones por las que quieres aprender a estar solo y qué ventajas te puede reportar. Por ejemplo: tener más tiempo para ti mismo; conocerte mejor; desarrollar tu creatividad; relajarte; hacer cosas que te gustan; cuidarte más; ser más independiente; etc.
  • Busca actividades en solitario que te gusten: Haz una lista de todo aquello que podrías disfrutar haciendo solo. Pueden ser cosas que ya hayas hecho antes o que te llamen la atención. Por ejemplo: leer un libro; ver una película o una serie; escuchar música; pintar; escribir; meditar; hacer ejercicio físico; cocinar algo rico; ir al cine o a un concierto por tu cuenta; etc.
  • Elige un par de actividades y ponlas en práctica: Escoge aquellas actividades que te resulten más atractivas, sencillas o accesibles y hazte con todo lo necesario para realizarlas. Busca un momento en tu rutina diaria o semanal donde puedas dedicarles tiempo sin prisas ni interrupciones. Al principio puede que no las disfrutes mucho porque no estás acostumbrado o porque tienes que familiarizarte con ellas, pero sigue practicando hasta encontrar el placer en ellas.
  • Crea un clima agradable: Procura que el espacio donde vas a realizar tus actividades sea cómodo, limpio y ordenado. Puedes poner música de fondo, encender unas velas aromáticas, prepararte una bebida caliente o fría según la ocasión… Lo importante es que te sientas bien contigo mismo y con tu entorno.
  • Desarrolla una pasión por el arte: La soledad es un momento propicio para estimular tu creatividad y expresarte artísticamente. Puedes dedicarte a alguna forma de arte que te guste o te interese: pintura, dibujo, escultura, fotografía…

Cómo disfrutar de estar solo

El tiempo no es para aprovecharlo sino para disfrutarlo. Si hacemos una actividad que nos gusta o que nos hace sentir bien estaremos invirtiendo en nuestro bienestar y en nuestra salud mental. Además, si estamos más relajados y contentos podremos rendir mejor en otras áreas de nuestra vida (p. ej., trabajo, estudios…).

No te compares con los demás: A veces podemos pensar que somos “raros” porque no tenemos tantas ganas de salir como nuestros amigos o porque preferimos quedarnos en casa haciendo algo tranquilo. Otras veces podemos sentirnos mal porque vemos que los demás tienen planes más divertidos o interesantes que los nuestros (p. ej., cuando vemos las fotos de sus viajes o fiestas en las redes sociales). Sin embargo, estas comparaciones son injustas y poco realistas: cada persona tiene sus propios gustos y preferencias y lo importante es hacer aquello que a uno le haga feliz y no lo que se supone que debería hacer según los demás. Además, las redes sociales suelen mostrar una imagen distorsionada de la realidad: solo vemos lo bueno y lo bonito de la vida de los demás y no sus problemas o dificultades.

Aprende a estar solo pero no te aísles: Estar solo puede ser muy beneficioso, pero también puede tener sus riesgos si se convierte en un hábito excesivo o una forma de evitación. Si pasamos demasiado tiempo solos podemos perder el contacto con otras personas importantes para nosotros, dejar de practicar nuestras habilidades sociales o perdernos oportunidades de crecimiento personal o profesional. Por ello, es importante encontrar un equilibrio entre el tiempo que dedicamos a estar solos y el tiempo que dedicamos a estar con otras personas. No se trata de elegir entre una cosa u otra sino de combinar ambas según nuestras necesidades y preferencias.

Artículo escrito por: Pedro Urbina.