Normalmente se tiende a pensar que el bienestar de las personas pasa por ser felices constantemente. A lo mejor la anterior frase te suene rara ¿No es lo mismo ser feliz que tener bienestar? La respuesta es no. A continuación explicamos porqué.
Fluir con las emociones
Diferentes estudios han demostrado la necesidad de fluir con las emociones, aceptarlas como normales y aceptar que las emociones negativas forman parte de nuestra vida.
La principal diferencia entre la felicidad y el bienestar, es que la primear si puede decirse que depende de las emociones positivas y de momentos más concretos, pero la segunda pasa por la normalización y aceptación de un estado de coexistencia emocional positiva y negativa.
¿Cómo se trabaja el bienestar?
El bienestar se puede trabajar de manera subjetiva u objetiva, aunque ambas se retroalimentan.
Para trabajar la subjetividad es necesario hacer un esfuerzo de reflexión sobre qué elementos nos resultan positivos y negativos para poder manejarlos de manera eficaz y encontrar un equilibrio. También desde el conocimiento y desarrollo de nuestra autoestima.
De manera objetiva, podría trabajarse energizando e introduciendo esas actividades que se denominan gratificantes y reduciendo o manejando las que no lo son. Las actividades gratificantes son aquellas que nos hacen estar en estado de “flow” cuando las realizamos.
Dotar de sentido
Si recurrimos a la ya conocida pirámide de Maslow, podemos observas que en la cumbre se sitúa la autorrealización. Es importante que cada persona encuentre qué sentido tiene para sí mismo lo que lleva a cabo a lo largo de su vida. Para ello recomendamos:
- Hacer un repaso de su vida. Eventos vitales que sean relevantes, como los afrontó y como le ha podido afectar eso a día de hoy.
- Cambio de actitud hacia los eventos negativos que se arrastran desde hace tiempo.
- Establecer una lista de elementos de autorrealización. ¿Dónde quiere llegar cada uno?
- Elaborar un plan de acción.
Artículo escrito por: Sergio Lozano