Vivir como si estuviéramos en peligro: el coste del estrés crónico
Descubre cómo el estrés crónico afecta a tu mente, y por qué vivir en estado de alerta constante tiene un alto coste para la salud mental.
En la actualidad, muchas personas viven con una sensación constante de amenaza, aunque objetivamente no exista un peligro real. Este fenómeno, tan común como invisible, tiene profundas raíces en la forma en que nuestro sistema nervioso interpreta y responde al entorno. El cuerpo humano está diseñado para reaccionar ante peligros inmediatos mediante la activación del sistema nervioso simpático, lo que comúnmente conocemos como la respuesta de lucha o huida. Esta activación es útil cuando realmente estamos en peligro; sin embargo, cuando se convierte en un estado permanente, el coste físico y psicológico es enorme.
Saber más sobre el efecto estrés en la mente.
El cuerpo reacciona como si todo fuera una emergencia
Salvo en contadas ocasiones, nuestra vida cotidiana no implica amenazas reales. No obstante, actuamos como si cada paso fuera un riesgo. La mente interpreta como peligros situaciones que simplemente son incómodas o inciertas: un correo sin contestar, una conversación pendiente, una expectativa no cumplida. El cuerpo responde con tensión muscular, aumento del ritmo cardíaco, sudoración y otros síntomas que reflejan la activación del sistema simpático, como si de una emergencia se tratara. Esta activación constante lleva a una sobrecarga del sistema nervioso. El cuerpo somatiza el estrés acumulado, y poco a poco, esta hipervigilancia se convierte en el estado base del organismo. Vivir en este estado sostenido desgasta tanto el cuerpo como la mente, y puede desencadenar trastornos como la ansiedad generalizada, el insomnio o enfermedades psicosomáticas.
Si quieres saber más sobre el estrés, te podría interesar este artículo.
La hipervigilancia como estado base del organismo
Desde la psicología cognitivo-conductual, este fenómeno se aborda cuestionando las creencias que interpretan el mundo como una amenaza constante, enseñando al paciente a distinguir entre peligro real y percepción distorsionada. Además, se aplican técnicas de relajación, reestructuración cognitiva y entrenamiento en atención plena para devolver al organismo a un estado de equilibrio.
Recordar que no estamos en peligro real la mayor parte del tiempo es el primer paso hacia una vida más tranquila. Reentrenar al sistema nervioso para que no reaccione a todo como una amenaza es, hoy más que nunca, un acto de salud mental.
Saber más sobre el cómo manejar el estrés en otras situaciones.
En CIPSIApsicologos podemos darte solución a este tipo de problemas.
Artículo escrito por Francisco Ortiz, director de CIPSIApsicologos.