La fuerza de voluntad, motivación, inspiración, fuerza interior, la mano invisible que nos levanta del sofá y nos pone a trabajar en lo que realmente nos importa o cualquier sinónimo que utilicemos para describir este fenómeno que, en realidad, no es ni tan interior ni tan invisible como pueda parecer.
¿Qué es la fuerza de voluntad y la motivación?
La esencia de la motivación o la fuerza de voluntad radica en la capacidad de resistir las tentaciones a corto plazo para poder cumplir nuestros objetivos y metas a medio o largo plazo. Algo muy relacionado con esta capacidad es la motivación, que suele definirse como una “fuerza” que nos mantiene en acción y nos dirige hacia un objetivo concreto. Estos dos conceptos que pueden utilizarse como sinónimos, suelen aparecer como características de las personas más triunfadoras y que alcanzan sus metas, aunque, en general, todos hemos sentido alguna vez esta motivación interna.
Pero ¿realmente es algo tan interno? Normalmente uno suele esperar a tener ganas de hacer algo para, en efecto, hacerlo, especialmente cuando es una actividad gratificante para nosotros, pero esto nos puede llevar a un círculo vicioso muy común en problemas anímicos; no lo hago porque no tengo ganas, no tengo ganas porque no lo hago.
En estos problemas anímicos, como la depresión, es típico encontrar que se dejan de hacer actividades en el día a día, ya que suponen un gran esfuerzo en un estado de apatía o tristeza. Sin embargo, mantener esta postura a largo plazo puede ser muy problemático, ya que se pierden fuentes de refuerzo o de placer y todo se acaba volviendo más difícil. La evitación de problemas nos suele llevar a una evitación placentera a corto plazo, pero a largo plazo los problemas se vuelven más grandes.
En este sentido, la motivación juega un papel esencial. Si por circunstancias ajenas a nosotros (un problema de trabajo, de pareja o familiar), no conseguimos tantos reforzadores de nuestras actividades, nos apetecerá menos volver a hacer estas actividades, por lo que las realizaremos menos, recibiremos menos reforzadores, nos apetecerá menos, las haremos menos… Un bucle que nos puede llevar a situaciones realmente difíciles.
¿Cómo entrenar la motivación?
Como hemos apuntado antes, la motivación también es una conducta aprendida y como tal puede entrenarse. En psicología a esto lo llamamos Activación Conductual, un conjunto de técnicas orientadas a frenar el bucle de la evitación y volver a conseguir los reforzadores que se han dejado de lado.
Este trabajo se suele realizar programando una lista de actividades que pueden reforzarnos junto a una lista de actividades que estamos evitando, para que así unas puedan reforzar a las otras y empezar a mover el bucle en sentido contrario.
En general, la teoría se podría resumir en que no hay que esperar a tener motivación para hacer las cosas, hay que forzarse a empezar, aunque no haya motivación, y luego será más probable que esas ganas y esa “fuerza” aparezcan solas.
¿Cómo puede ayudar la terapia psicológica a nuestra motivación?
Artículo escrito por: Pedro Urbina