Hace un tiempo hablábamos en nuestro blog de los conceptos de normalidad y anormalidad en salud mental. Como veíamos en ese artículo, no existe una definición clara y unívoca de qué es normal o anormal, qué es un trastorno mental y qué no lo es. Las etiquetas diagnósticas tienen un valor relativo, pues si bien nos ayudan a clasificar, estudiar y predecir lo que le sucede a una persona, la realidad es mucho más compleja.
Si quieres leer nuestro artículo de reflexión sobre qué es ser normal en términos de salud mental, pincha aquí
Las etiquetas diagnósticas en salud mental
Como decíamos, las etiquetas diagnósticas no dejan de ser construcciones teóricas que parten del consenso experto, y que dependen enormemente del contexto sociocultural de la época. Por supuesto, ello no quiere decir que un diagnóstico de trastorno mental no tenga ningún valor científico o clínico, ni tampoco que niegue el sufrimiento y la pérdida de funcionalidad en el día a día de la persona.
La aproximación actual a la psicopatología
Si bien a lo largo de la Historia, los problemas de salud mental se han enfocado desde un punto de vista moral y no necesariamente científico, la Psicología actual entiende los trastornos y problemas de salud mental desde una perspectiva más holística y basada en la evidencia. El modelo biopsicosocial o integral pretende abarcar todos los factores de predisposición biológica, personalidad, creencias y actitudes, así como la adaptación al entorno, que a su vez interaccionan entre sí para determinar el nivel de salud mental (o la falta de ella).
Según el modelo vigente, no existiría una causa única ni elementos que determinasen un trastorno psicológico. Por el contrario, se toman en cuenta múltiples factores, como la personalidad previa a la pérdida de salud mental, el apoyo social, los estresores, el consumo de sustancias o de medicamentos, el funcionamiento cerebral, etc. En este panorama, las etiquetas diagnósticas tienen un valor limitado, pues no agotan las causas y consecuencias que tiene el trastorno para la persona.
El enfoque dimensional y el enfoque categorial
En la Psicología actual, por tanto, se utilizan las etiquetas diagnósticas, pero estas cobran una importancia relativa, ya que existen múltiples causas para la pérdida de salud mental. Desde el plano psicológico, sobre el que podemos intervenir en terapia (ya que no podemos modificar la biología ni el ambiente del individuo), distinguimos dos enfoques que se complementan, a la vez que dan un tipo de información distinta.
Enfoque categorial o de etiquetas diagnósticas
Desde este enfoque se intenta trazar la línea entre lo que es normal en términos de salud mental, y lo que no lo es. Los manuales diagnósticos como el DSM (algo así como el Vademécum en Psicología) y el CIE (elaborado por la OMS) establecen una serie de criterios a modo de lista, de manera que el individuo debe cumplir un número determinado de estos criterios para ser diagnosticado de una enfermedad y de la gravedad de la misma.
El enfoque categorial se basa en el concepto de síndrome, que sería el conjunto de signos observables/objetivos (ej.: pérdida de peso, insomnio, inactividad) y de síntomas subjetivos (e.: sufrimiento, sensación de vacío, angustia) que tienden a mostrarse juntos. Por ejemplo, si una persona pierde repentinamente mucho peso, le cuesta dormir y tiene sensación de vacío, también es probable que pierda el interés por las actividades que antes le gustaban y se sienta cansada todo el día. A esta persona le pondríamos la etiqueta diagnóstica de depresión, pero el trastorno no es más que el nombre que se le da al síndrome, cuando a este se le otorga un significado clínico; es decir, cuando existe un consenso entre los expertos sobre eso que es la depresión.
Más allá de los problemas que presenta este enfoque, que no son pocos, la creación de etiquetas diagnósticas y el enfoque categorial nos ayudan a economizar la información, a la comunicación entre profesionales y a poder investigar los problemas de salud mental.
Si quieres saber más sobre el estigma en psicopatología, puedes leer nuestro artículo aquí
Enfoque dimensional o de procesos psicológicos alterados
Frente al enfoque categorial, este enfoque pretende ahondar en los procesos psicológicos que no funcionan correctamente ante un problema de salud mental. Un ejemplo sería la atención o la memoria selectiva de comentarios o eventos negativos en el caso de la depresión, que harían a la persona pensar que su vida entera ha sido y es tremendamente negativa y está llena de sufrimiento. Esto nos da mucha información valiosa, porque nos permite conocer cuáles son los mecanismos que previenen a la persona de sentirse bien.
Desde el enfoque dimensional, se entiende que las características psicológicas adaptativas y desadaptativas se distribuyen en un continuo en la población. Por ejemplo, cada persona sentiría normalmente un determinado grado de ansiedad: unos pocos prácticamente no sentirían ansiedad ante ninguna situación, muchas personas la sentirían cuando la situación requiere algo de ansiedad para funcionar correctamente, y un grupo pequeño sentiría una ansiedad incapacitante que le impida realizar las actividades del día a día. Al contrario que en el enfoque anterior, en este caso no habría una línea clara entre lo que constituye un trastorno y lo que no.
Si quieres saber más sobre para qué sirven las emociones, puedes leer nuestro artículo aquí
A pesar de ser un enfoque más complejo de manejar y que no nos da una respuesta clara, nos da mucha más información. Y es que la realidad de la salud mental es mucho más compleja que una etiqueta, y todas las personas en nuestra vida podemos perder salud mental según lo que vivimos.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano