Influencia emocional en la toma de decisiones

La dificultad para tomar decisiones

En el día a día estamos tomando decisiones constantemente; desde qué ropa ponerse o qué prepararse para comer hasta cambiar de puesto de trabajo o comprometerse con una pareja. Sin embargo, el proceso que conlleva esta toma de decisiones es radicalmente diferente, siendo automático en los primeros casos y llevando a una reflexión (y un posible estrés añadido) en las últimas.

Estas diferencias dependen principalmente de la importancia que le otorguemos a la decisión. No a la importancia objetiva y real de las consecuencias, si no al tono emocional con el que las evaluemos. Será más importante aquella decisión que asociamos a mayores consecuencias negativas, aunque estas consecuencias no sean lo más ajustado a la realidad posible, así que dependerá principalmente de un criterio individual y subjetivo. Aquí ya se presenta la primera dificultad, la evaluación de una preocupación va a depender tanto del momento en el que suceda como de nuestra historia de aprendizaje en ese tema, es decir, nuestras expectativas, por lo que pueden existir temas y momentos vitales en los que tomar decisiones puede ser especialmente complicado.

Esto nos lleva a otra de las grandes razones por las que nos cuesta tomar una decisión; el miedo a equivocarnos. Estas sensaciones de prever las consecuencias negativas y no ser capaces de ver las consecuencias positivas suele llevar a un gran malestar en el que tendemos a la evitación, ya sea postergando la toma de decisiones o decidiendo no actuar y así librándonos de las sensaciones de malestar… momentáneamente, ya que, si la decisión es suficientemente importante, tendremos que volver a ella tarde o temprano. Por otra parte, a pesar del temor a las anticipaciones de fracaso, este no será mayor o menor si lo anticipamos, ya que la mayor parte de estas consecuencias no están bajo nuestro control.

Aprende la importancia de gestionar la toma de decisiones en grupo aquí.

Cómo enfrentarnos a una decisión difícil.

Ante estas dificultades, debemos centrarnos en nuestra conducta en el momento presente, manejar nuestros pensamientos y no caer en bucles recurrentes de consecuencias negativas exclusivamente. En este sentido, es necesario intentar establecer las consecuencias y las decisiones en los términos más objetivos y ajustados posibles.

Esta última parte se puede conseguir mediante los pasos de la resolución de problemas. Esta técnica sigue unos pasos concretos para que el proceso de pensamiento sea lo más objetivo posible y no caer en bucles de evitación contraproducentes. Con la práctica, estos pasos serán más automáticos y promoverán un estilo de pensamiento más racional:

  • Definición: Tanto del problema como de la situación donde se da. Concretar y dividir en partes un problema puede ayudar a que surjan nuevas alternativas que antes no se habían pensado.
  • Evaluación de contingencia: Evaluar hasta qué punto la decisión o las consecuencias dependen de tus acciones o cuánto podemos hacer por la situación actual.
  • Posibles alternativas: Hacer una lista de todas las opciones y acciones que se te ocurran, pero sin evaluar su viabilidad por el momento. Cuanta más cantidad y variedad, más opciones tenemos de encontrar nuevas opciones.
  • Valorar las alternativas: Evaluar las diferentes alternativas según su viabilidad, dificultad, la medida en la que resuelvan el problema y a qué otras consecuencias nos llevan cada una.
  • Puesta en acción y reevaluación: Elegir una de las alternativas evaluadas y ponerla en acción. Una vez realizada, evaluar a qué consecuencias nos ha llevado y, si no ha resultado tan eficaz como pensábamos, volver al paso anterior para seguir nuestra acción con las siguientes alternativas.

Gracias a estos pasos, no solo estamos consiguiendo una toma de decisiones más racional y objetiva, si no que estamos elaborando un plan de acción en vez de caer en el bucle de la evitación, lo que muy posiblemente nos llevará a nuevas situaciones y nuevos aprendizajes, adquiriendo más autonomía e independencia respecto a nuestro futuro.

En este enlace puedes aprender estrategias para la toma de decisiones.

Artículo escrito por: Pedro Urbina