El optimismo inteligente es un término que está en boga en la psicología moderna, que va más allá del ideal de optimismo que nos intentan transmitir los medios de comunicación y entre nosotros.
En este artículo confrontaremos la idea que se puede tener de lo que es el optimismo «a pie de calle´´ con la de optimismo inteligente, que consta de evidencia empírica.
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Optimismo inteligente vs optimismo ingenuo
Muchas veces, cuando se habla de optimismo, se tiende a pensar que es una actitud inocente, una actitud pasiva ante los problemas como si todo se pudiera arreglar con el tiempo o como si todo lo que pudiera suceder, será de poca importancia.
Más allá de esto, el optimista inteligente, no niega la realidad y es capaz de reconocer si algo no funciona. Además es capaz de analizar la situación para mejorarla, tomando su propia responsabilidad y orientando su conducta hacia el cambio correcto.
Dicho de otra manera, el optimismo inteligente es una actitud consciente que ayuda a dirigir de manera proactiva nuestra conducta a un objetivo, activando ciertas habilidades propias de cada persona para ello.
¿Se puede entrenar el optimismo inteligente?
¡Claro que si!
Cada vez más se está hablando del optimismo inteligente como un rasgo de la personalidad que varía poco a lo largo de la vida, pero esto no indica que se podamos entrenar nuestra conducta y actitud ante situaciones adversas a lo largo de esta.
Algunos factores que ayudan a mejorar el optimismo inteligente son:
- Tener expectativas coherentes con la realidad.
- Persistir en nuestro objetivos a pesar de la aparición de obstáculos, centrándonos en las ventajas y no en la amenazas.
- Aceptar nuestra propia realidad.
- Educar nuestra flexibilidad mental.
- Trabajar en nuestros objetivos desde nuestras fortalezas.
En contraposición, existen algunos factores que dificultan cultivar el optimismo inteligente:
- Nivel socioeconómico
- Nivel educativo.
- Calidad de vida.
- Calidad de vida laboral.
- Relaciones tóxicas (tanto de amistad como de pareja)
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¿Es bueno ser siempre optimista?
La respuesta es más compleja de lo que pensamos. A priori cualquier persona diría que sí sin pensárselo dos veces, pero como hemos indicado antes es muy fácil caer en la trampa del optimismo ingenuo ya que no conlleva prácticamente esfuerzo y el optimismo inteligente es más costoso de practicar.
Siempre que pensemos que estamos siendo optimistas, tenemos que someter nuestras actitudes a las siguientes cuestiones:
- ¿Puedo hacer algo para mejorar la situación?
- ¿Qué beneficios puedo obtener de una situación adversa?
- ¿Tiene solución el problema al que me enfrento?
- ¿La solución planteada tiene expectativas coherentes?
- ¿Cómo puedo afrontar el problema desde mis puntos fuertes/fortalezas?
Beneficios del optimismo inteligente
Además de la amplitud de miras hacia los problemas y como afrontarlos, se sabe que la gente que aplica este tipo de optimismo obtiene diversos beneficios como:
- Mejores niveles endocrinos (suelen elegir mejor sus hábitos de vida)
- Mayor resistencia del sistema inmune.
- Estabilidad emocional.
- Mayor resistencia a la frustración.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sergio García