“Prefiero no discutir”: el inicio de gran parte de los problemas

“Prefiero no discutir” o “por no discutir”, suelen ser frases que escucho habitualmente en mi trabajo como terapeuta. Expresiones de personas a las que ayudo ante situaciones que no les gustan, pero que no se sienten capaces de abordar. Frases evitativas, que más que acercarnos a la solución del problema nos alejan del mismo. Es una forma de negación que no resuelve aquello que nos molesta o que queremos cambiar. Más bien, cronifica los problemas haciéndolos mas difíciles de abordar por el hecho de que aumentan su complejidad a medida que el tiempo pasa.

– Si quieres saber más sobre la solución de problemas, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí

 

El resentimiento

Normalmente la emoción que queda detrás de esta falta de actuación es el resentimiento. Callarse algo que se
valora como injusto, o que no nos gusta, raramente sienta bien. Y si se hace
repetidas veces, si es una tendencia comportamental, el resentimiento crece y
puede aparecer rechazo ante las personas que creemos que nos tratan
injustamente, pero ante las cuales no somos capaces de verbalizarlo. De esta
forma, la persona que supuestamente no se está comportando adecuadamente con
nosotros tampoco tiene la oportunidad de poner remedio, al no darse por
aludida.

Además, este sentimiento de resentimiento, si no se ataja adecuadamente, puede hacer que se empiecen a vivir las relaciones interpersonales con tensión, con ansiedad. Este hecho puede dificultar el contacto con personas o con grupos, y en algunos casos, puede provocar aislamiento, tendencia a evitar situaciones sociales,  y en casos más extremos, estados depresivos.

 

Derechos asertivos

Es muy importante saber que toda persona puede ejercer sus derechos, en este caso los derechos asertivos.

– Si quieres leer más sobre habilidades asertivas, puedes leer nuestros artículos pinchando aquí

Los derechos asertivos son derechos que tenemos por el hecho de ser persona. Dentro de esos derechos quedaría recogido pretender cambiar las cosas que no nos gustan, expresar disconformidad, saber decir “no” o tener opinión ante algo. Teniendo esto en cuenta, podríamos eliminar de nuestro discurso expresiones como “prefiero no discutir”, cuando algo no nos gusta o creemos que atenta contra nosotros. Si hiciéramos esto, seguramente el resentimiento no aparecería.

 

La racionalización

 

La racionalización es una forma de quitar importancia o de ignorar un problema, nuestros derechos o preferencias. Es la excusa que nos ponemos a nosotros mismos para no actuar. El proceso se conforma en el pensamiento de la siguiente manera: “no merece la pena”, “no tiene importancia”, “prefiero no discutir”, “paso”, “da lo mismo”, “que cada uno haga lo que quiera”. Todos ellos son pensamientos que esconden realmente nuestros intereses, lo que nos importa, pero que no somos capaces de decir.

La racionalización es un intento por evitar la ansiedad de afrontar la situación. Es la causa de no saber actuar con asertividad. La expresión “prefiero no discutir” es un claro ejemplo de racionalización.

– Si quieres leer más sobre la asertividad, puedes leer nuestros artículos pinchando aquí

 

¿Cómo actuar?

En primer lugar es necesario darse cuenta de que tienes un problema
causado por otra persona, o que te han dicho algo que no te gusta.

Si otra persona te ha dicho algo que no
te gusta o te ha faltado al respeto, tienes el derecho a pedir aclaración o
corrección de lo que te ha dicho. Además, si lo crees conveniente, también
tienes el derecho a decir que no permites que te falte al respeto. Con eso,
puedes zanjar el asunto aclarando que no es posible mantener una conversación
de esta forma.

Si tras evaluar la situación crees que es
adecuado pedir un cambio de conducta has de tener en cuenta lo siguiente:

 

  • Si lo que pides es adecuado o realista.
  • Si su comportamiento está dañando tus derechos.
  • Si es realmente importante que el otro cambie, si merece la pena.

 

Si, teniendo en cuenta estas cuestiones anteriormente citadas, sigues pensando que es adecuado pedir un cambio de conducta a la otra persona, los pasos a seguir serían los siguientes:

 

  1. Decir que tienes un problema señalando cuál es el comportamiento del otro que lo causa.
  2. Explicar cómo te afecta negativamente.
  3. Expresar tus sentimientos en relación a esa conducta.  Decir cómo te sientes. Esto ayudará a la otra persona a empatizar contigo.
  4. Pedir la conducta alternativa que se valora más adecuada.

Por último, hay aspectos que pueden facilitar que la otra persona acceda al cambio. En este sentido, es importante ser muy cuidadosos en la forma en que se lleva a cabo la petición de cambio (expresarse educadamente), y siempre es bueno utilizar refuerzos positivos (elogios sinceros, mostrar satisfacción ante el cambio, recompensas). Por ejemplo, la técnica del sándwich consiste en utilizar el elogio sincero o la expresión de sentimientos positivos, antes y después de expresar algo que pueda molestar a la otra persona. Esta técnica utilizada correctamente ayudará a que la otra persona no se moleste y acceda a nuestra petición.

Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos: Francisco Ortiz Gutiérrez