A lo largo del ciclo vital, las personas hacen frente a situaciones, en las cuales, surge la necesidad de establecer límites. Considerando a estos, como un instrumento para tomar conciencia de lo que estamos dispuestos a permitir y lo que no.
Establecer límites en la infancia y la adolescencia:
En esta primera etapa evolutiva, los límites establecidos de padres a hijos, les ayudarán a estos últimos a evaluar lo que es adecuado y lo que no. El no establecimiento de los mismos, puede ocasionar el desconocimiento de hasta donde pueden o no llegar.
Estos límites como en un juego de mesa, hay que establecerlos con antelación, y alguna que otra salvedad. Resulta necesario contar con la opinión del menor, ya que esto le hace sentir respetado y escuchado.
Ayudar al menor en comprender las consecuencias de sobrepasar los límites con ciertos tipos de conducta, facilita entender la necesidad de los límites. Es decir, sería contraproducente establecer dichos límites de una manera impositiva y bajo la idea del “porque no o porque sí”.
Aprende más sobre la importancia de los límites en la infancia aquí.
Durante la edad adulta:
Cuando los adolescentes pasan a ser adultos, se embarcan en un estilo de vida, en la que reina las responsabilidades familiares, laborales, relaciones de pareja…
En el ámbito laboral, los límites que establezcamos nos facilitarán que el alcanzar ciertos beneficios o bienestar, no suponga asumir costes desorbitados. Ya que el no ser conscientes de esto, aumenta las probabilidades de sufrir estrés o ansiedad laboral.
Estos límites pueden ser por ejemplo en relación a la jornada laboral, evitando trabajar mas de 8 horas diarias. O, por ejemplo, en no consultar el correo electrónico o el teléfono de empresa.
Estos límites están estrechamente relacionados con la seguridad y confianza que tenga la persona en sí misma, respecto a su trabajo y capacidad de afrontamiento.
Las relaciones de pareja, incitan también a la necesidad de asentar ciertos límites. Con el fin de no perder la individualidad dentro de la pareja, o no tolerar en casos extremos, malos tratos físicos o psicológicos.
Conclusión:
Los límites ayudan a clarificar los derechos y deberes de las personas. Respetar y hacernos respetar, facilitando así un entorno de respeto y comunicación.
Artículo escrito por: Álvaro Castilla.