Cómo dejar de discutir por llevar la razón

Los seres humanos somos seres sociales. Esto quiere decir que las relaciones son una parte definitoria de nuestra forma de vivir y desarrollarnos. Estamos destinados a vivir en sociedad. Es por ello que las relaciones sociales son fuente de bienestar y satisfacción pero también de grandes frustraciones. Esto hace necesario que trabajemos nuestras habilidades sociales, con el objetivo de minimizar y sobrellevar los conflictos lo mejor posible. Todos nos hemos visto en alguna ocasión en una conversación en la que nuestro interlocutor (o nosotros mismos) pretende llevar la razón a toda costa sobre algún tema. Cuando esta actitud se vuelve muy frecuente tiene el efecto de deteriorar las relaciones.

Si quieres saber más sobre las habilidades sociales y cómo mejorarlas, puedes leer nuestro artículo aquí

¿Qué razones se esconden bajo el deseo de llevar la razón?

El miedo al error

Altos estándares de exigencia y un estilo de pensamiento polarizado, derivan en la consideración del error como algo inaceptable. Por ello, cuanto más relevante sea el tema objeto de conversación, más difícil será que se asuma que la posición es errónea.

Si quieres saber más acerca de cómo afrontar el error puedes leer nuestro artículo aquí

Miedo al rechazo

Algunas personas consideran que si admiten un error, o muestran desconocimiento, perderán el reconocimiento del que gozaban.

Puedes saber más sobre el miedo al rechazo aquí

Baja autoestima

La baja autoestima puede ser explicada por múltiples factores. Uno de ellos tiene que ver con la asociación de resultado y valía personal. Es decir, creer que los resultados, éxitos o fracasos, están relacionados con el valor como persona.

Según este razonamiento, cuando una persona consigue éxito en lo que se propone, sería indicativo de su alta valía personal. Y todo lo contrario, si fracasa o le salen mal las cosas sería reflejo de su ineptitud. Este tipo de juicios generalizadores van a afectar mucho a la autoestima, y van a predisponer a actitudes como la que abordamos en este artículo. No reconocer que se está equivocado, o que existen otras formas de ver una determinada cuestión, tendría el objetivo de preservar la autoestima, cuando está edificada sobre ideas irracionales.

Estilo agresivo en la comunicación

Este estilo de comunicación se caracteriza por la imposición de los propios puntos de vista, deseos y necesidades. Suelen entender las situaciones en términos de ganar o perder. Lo que lleva a que defiendan sus posiciones de manera más intensa.

Si quieres saber más sobre los estilos de comunicación puedes leer nuestro artículo aquí

Cómo manejarse ante este tipo de situaciones

Cuando eres tú quien desea llevar la razón

  • Desdramatiza las consecuencias de asumir el error. Cuestiónate hasta qué punto va a cambiar tu valía como persona, y la percepción que tienen los demás sobre ti.
  • Aprende a restar importancia a las opiniones que puedan tener otros sobre ti, y trabaja en tu autoestima.
  • Valora los beneficios de aceptar otras opciones como válidas. Es posible que fruto de renunciar a defender tu posición te sientas mucho más cómodo y las conversaciones sean mucho más fluidas. Además descubrirás nuevos puntos de vista muy enriquecedores.
  • Exponte a asumir el error o tu desconocimiento sobre un tema. Solo de este modo podrás comprobar que los demás no tienen actitudes hostiles hacia ti.
  • Si te resulta muy difícil el punto anterior, concede el beneficio de la duda. Admitir que puede haber más puntos de vista válidos te permite abrir una puerta a la negociación, sin tener que renunciar a tu punto de vista.

Cuando te relacionas con personas que adoptan esta actitud:

Utiliza técnicas asertivas.

Existen técnicas asertivas que permiten discrepar de la opinión del otro sin tener que entrar en una confrontación directa. Por ejemplo, el “banco de niebla” es una estrategia muy útil ante este tipo de situaciones. Permite convenir con la parte con la que estemos de acuerdo, sin tener que confrontar con toda la opinión. Permite convenir con la posibilidad, otorgando el beneficio de la duda (“puede ser…” “puede que tengas razón…”, “es una forma de verlo…”).

Renuncia al deseo de hacer cambiar a las otras personas

Asume que no es tu responsabilidad que otra persona cambie su forma de ser o su opinión. Hay muchas formas en que una persona puede cambiar sin depender de ti. Reconoce las capacidades de los demás para hacerlo, y redimensiona la gravedad de que no cambien.

 

 

Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Maiana García