¿Comer pastel o enseñar a jugar al baloncesto?
Gracias al maestro Martin E.P. Seligman, reconocido por su trabajo e influencia en Psicologia positiva, hemos descubierto la distinción entre Placer y Gratificación/Disfrute.
Sabemos que tener en nuestro repertorio una distinción de conceptos aumenta nuestras posibilidades de acción, ya que nos permite apostar por aquellas actividades que son mejores para nuestro bienestar a largo plazo. Por tanto, si resolvemos la pregunta que pone título a este párrafo, comer pastel es placer ya que sus consecuencias positivas son de carácter inmediato y duran menos en el tiempo y enseñar a jugar al baloncesto es disfrute ya que sus consecuencias vienen más a largo plazo y duran más en el tiempo.
¿Qué es el placer?
El placer es la satisfacción de nuestras necesidades biológicas, inmediatas. Eso sí, el placer tiene también sus inconvenientes, como son la dependencia que pueden provocar las formas rápidas de obtención del placer; que el placer nos da una satisfacción momentánea al estar ligado a la habituación (el cuarto bocado de pastel no es igual que el primero); y por último, que este tipo de actividades no conllevan el desarrollo de ninguna destreza y, por tanto, no generan ningún reto.
De esta forma, los beneficios del placer para nuestro organismos son momentáneos y poco duraderos, no permitiendo nuestro desarrollo personal.
¿Qué es el disfrute?
Sin embargo, la gratificación o el disfrute forman parte del estado de fluidez y son el resultado de la puesta en práctica de nuestras habilidades. ¿Cómo define Seligman nuestras habilidades o fortalezas? Son nuestras motivaciones, hacia aquello que nos gusta hacer y sabemos hacer bien. Sería por ejemplo, leer un libro, tocar el piano, ayudar a otras personas, etc.
Las características principales de las acciones que nos llevan al disfrute son, que:
- Constituyen un desafío y exigen pericia
- Existen unos objetivos claros
- Nos implicamos profundamente
El ejemplo más claro es el de un escalador cuyo desafío es llegar a la cima de una montaña. El proceso puede resultar estresante y conlleva riesgo, sin embargo, una vez culminada su tarea siente una satisfacción profunda e inmensa por la hazaña.
Sería muy interesante trabajar por esta dirección, ayudando a la gente en esta diferenciación de conceptos, para que además de practicar el placer, también desarrollemos la gratificación o disfrute. Pues realizando tareas con las que ejercitamos nuestras habilidades, nuestras fortalezas, nuestras motivaciones, estaríamos fomentando un estado de bienestar más duradero y gratificante.
¿Cómo aumentamos nuestro disfrute?
Para poder realizar acciones que propicien nuestro disfrute o nuestro placer inmediato, lo primero que tenemos que hacer es identificar nuestras fortalezas, es decir, parándonos a pensar que cosas se nos dan bien, que cosas nos gusta practicar o que cosas nos producen emociones positivas. Una vez, hemos conseguido este paso, animémonos a realizarlas todos los días que podamos. De esta forma, fomentaremos nuestro disfrute a largo plazo ya que estaremos realizando una actividad dirigida a una meta y que además, nos gusta.
¡Disfruta tu Disfrute!
Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos