El mindfulness o atención plena proviene del Budismo y fue difundido por el buda Shakyamuni en Asia meridional y sudoriental. El mindfulness se puede considerar como una forma de meditación.
Pero a diferencia de la meditación más clásica no implica una reflexión o profundización mental sobre algo, sino que se basa sólo en el sentir, notar o experimentar sin ir más allá.
El Mindfulness consiste en ser consciente del momento presente, el aquí y el ahora, evaluando todos sus detalles, sin jugarlo ni interpretarlo, aceptándolo tal y como es sin tratar de controlarlo.
En el mindfulness, el practicar el desarrollo de la atención plena, es muy sencillo ya que el observar de forma concentrada es una capacidad simple y universal. Se basa en observar sin juzgar ni evaluar toda la información que pasa por nuestros sentidos en cada momento.
Se trata de un entrenamiento en el cual se va practicando de un modo progresivo y cada vez durante más tiempo el hecho de vivir el momento. De este modo se intenta conseguir el vivir en mindfulness (atención plena) el mayor tiempo posible, en cualquier actividad que se haga, durante cada momento de nuestra vida como cuando vas andado al trabajo, cuando te duchas, al mantener una conversación con alguien, etc.
El hecho de practicar la atención plena, tiene muchos beneficios y efectos positivos. Es por eso que cada vez se le da una mayor importancia en el ámbito de la ayuda psicológica y más equipos de psicólogos recurren a su aplicación en el campo de la psicología.
Con la atención plena se ejercitan todos los sentidos, ya que tratamos de captar todo lo que podamos sin añadir nada preconcebido. Además, aparte de la información sensorial hay otros modos de recibir información como la interocepción (información proveniente de nuestro cuerpo), la percepción de las emociones propias o las de los otros, etc. Todos estos tipos de información llegan a distintas áreas del cerebro. Así pues, al ejercitar la percepción de estas estaremos ejercitando las distintas partes de nuestro cerebro.
Se ha demostrado que con la práctica del mindfulness se evidencia una mayor lateralidad izquierda, es decir un aumento de la activación del hemisferio izquierdo. Este hecho se asocia a tener unos estados afectivos más positivos, y a su vez a una mayor habilidad para afrontar posibles estados de ánimo negativos.
Se ha detectado que la práctica continuada de la atención plena potencia nuestro sistema inmunitario, ya que tiene cierta influencia en la producción de anticuerpos.
Muchos psicólogos defienden que esta práctica favorece las relaciones interpersonales sanas, ya que a través de ella se potencian muchas de las habilidades sociales importantes como el aumento de la empatía, el no juzgar, la flexibilidad, y la aceptación, entre otras.
Como consecuencia de todos estos beneficios, el mindfulness se está convirtiendo cada vez más en un tema de interés para muchos profesionales de la psicología, aunque sigue siendo necesario proseguir en las investigaciones sobres sus enormes capacidades.
Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Anna Cadafalch