Sindrome postvacacional

¿Has vuelto de unas largas vacaciones y te cuesta arrancar? ¿Te sientes triste o apático? ¿Te supone un gran esfuerzo mantener la concentración? ¿Te cuesta recuperar el nivel de actividad anterior?

Todos estos síntomas -del sindrome postvacacional– son típicos cuando paramos de manera súbita nuestra elevada actividad cotidiana durante un largo tiempo, y luego la intentamos retomar con el mismo nivel de exigencia.

El sindrome postvacacional produce una serie de molestias que hacen que afrontemos nuestras actividades rutinarias con un nivel inferior de rendimiento al típicamente esperado. Se compone de múltiples síntomas físicos y psíquicos.

Es más habitual en personas jóvenes, afectando especialmente a personas con edades inferiores a los 45 años, y pudiendo aparecer también en niños debido a la vuelta al colegio tras unas largas vacaciones. Así pues, se trata de una situación transitoria y normal.

Los síntomas habituales del sindrome postvacacional son:

  • Cansancio, fatiga, falta de horas de sueño.
  • Déficit de atención, falta de concentración.
  • Limitada tolerancia al trabajo, falta de apetito.
  • Dolores musculares.
  •  Irritabilidad, tristeza, apatía, falta de interés o motivación.
  • Deterioro de la capacidad para tomar decisiones.
  • Se tiene conciencia de que algo no funciona, es como un desconcierto respecto a la percepción de que nuestra forma de vida se desmorona. Se tiene el sentimiento de no levantar cabeza.

Puede iniciarse un círculo vicioso en el cual el trabajo acumulado durante las vacaciones se une al nuevo trabajo que somos incapaces de realizar. Y ello deteriora nuestras expectativas de poder hacerle frente.

Los psicólogos recomiendan incorporarse a la rutina gradualmente y de manera relajada. Es de gran importancia planificar las vacaciones de manera que volvamos a nuestro entorno habitual y a nuestras rutinas entre 3 y 4 días antes de volver a trabajar, de manera que no es recomendable alargar las vacaciones hasta el día previo a la incorporación en el trabajo.

Otro aspecto importante es el de empezar a seguir los horarios impuestos por el trabajo unos días antes de incorporarse en él, seguir unos hábitos saludables de comida, respetar las horas de sueño, y finalmente hacer alguna actividad deportiva para descansar mejor por la noche.

Es imprescindible tomar consciencia de que la incorporación deberá ser gradual, sin exigencias, y aceptando el hecho de que no se puede rendir al máximo desde el primer día de trabajo.

En el trabajo se recomienda en primer lugar ordenar la mesa de trabajo evitando montones de papeles irreconocibles, hacer listas de tareas especificando el grado de importancia para así ordenar las exigencias y poder controlarlas mejor. Por último hacer un plan real de afrontamiento de las distintas tareas y llevarlo a cabo.

También será de gran ayuda psicológica el hecho de compatibilizar durante las primeras semanas la vuelta al trabajo o al cole con actividades gratificantes. Es decir, permitirnos pequeños premios o refuerzos para elevar nuestro estado de ánimo, para ver las cosas de manera más positiva y menos desesperanzadora.

Muchas personas cuando vuelven de vacaciones sienten que se ha acabado lo bueno, que no hay nada de su vida normal que les guste, que las próximas vacaciones se perciban muy lejanas, y que ya solo le toca cumplir con sus obligaciones. Es por eso que resaltamos la gran importancia de introducir las obligaciones de manera gradual, mientras lo vamos compensando con actividades que nos sean gratificantes y que sean compatibles con estas. Algunas de las actividades gratificantes más habituales y compatibles con el día a día son: salir a dar un paseo con algún amigo o la pareja, ir a correr, quedar con alguien a la salida del trabajo, practicar la natación, leer el libro que nos hemos dejado a medias en verano, etc.

Si a pesar de estas recomendaciones no consigues prevenir el síndrome postvacacional, puedes acudir a un equipo de psicologos que te proporcionarán ayuda psicológica para afrontar la vuelta a la rutina.

Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Anna Cadafalch