¿Cómo se crean y se modifican las normas sociales?

Estamos esperando en la cola del cine. Solo hay un par de taquillas abiertas, por lo que se forma bastante cola. En un momento dado, llega una persona que intenta saltarse su turno, y varios de los que están esperando la fila se quejan y le reprenden. Aunque de manera implícita, las normas sociales están por todas partes, en múltiples situaciones cotidianas. No están escritas, pero tienen una poderosa influencia sobre el comportamiento de los individuos de un grupo, todo ello sin necesidad de una institución que las regule. Ahora bien, ¿cómo llega a aparecer una norma social como “respetar el orden de la fila”? ¿Cómo se mantiene esta convención, aparentemente arbitraria, dentro de un grupo?

 

Las utilidad de las normas

Indudablemente, las normas son esenciales para el mantenimiento de una sociedad. Ayudan a tener cierta sensación de seguridad, y a que los demás, en busca de su beneficio, no propasen los propios límites. A pesar de venir dadas, las normas cumplen una importante función psicológica, nos ayudan a regular nuestra conducta y a saber qué podemos esperar de los demás.

 

La influencia de la mayoría, del grupo al individuo

Las acciones de las demás personas nos sirven como un marco de referencia en base al cual podemos comportarnos para ser aceptados en sociedad. Dado que el ser humano es un animal social, la influencia del grupo es increíblemente poderosa. Ya sea porque obtenemos información, o porque nos sentimos presionados a imitar lo que otros hacen, asumimos y cumplimos normas sin siquiera cuestionárnoslas. Esto hace, finalmente, que las normas sociales se perpetúen en el grupo.

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Influencia normativa: presión grupal y conformidad

Si nosotros fuéramos la persona que se va a saltar la cola, en el ejemplo que poníamos al principio, probablemente nos sentiríamos ansiosos cuando los demás nos recriminasen el habernos colado. El miedo a la represalia sería lo que mantendría la norma “respetar el orden de la fila”, y es muy probable que la siguiente vez no volvamos a intentar saltárnosla. Ello lleva normalmente a que los individuos de un grupo mantengan la norma sin cuestionarla; en otras palabras, a conformarse.

– Si quieres saber más sobre la presión social, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí

 

La presión social y la imitación de los demás mantiene las normas sociales

El ya clásico experimento de Asch intentaba probar el efecto que la presión del grupo tenía sobre el comportamiento de las personas. El experimento consistía en la presentación líneas de distinta longitud. La tarea era sencilla, decir qué línea era la más larga. Sin embargo, cuando al participante se le incluye en un grupo de cómplices del experimentador que dan todos la misma respuesta incorrecta, este da la misma respuesta que los demás. A pesar de saber que la respuesta que da es incorrecta, el participante sigue al resto, aunque no hubiera aparentemente represalias reales.

 

Influencia informativa: reducción de incertidumbre

A menudo, cuando no sabemos cómo comportarnos en una situación, observamos a los demás en busca de respuestas. Esto, por supuesto, resulta muy adaptativo, pues al fin y al cabo nos permite adecuarnos al contexto. En este sentido, las acciones de los demás pueden servirnos como solución a nuestras dudas. Esta sería otra de las formas de creación y mantenimiento de normas sociales.

En el experimento de Sherif sobre el “efecto autocinético” se estudia cómo un grupo es capaz de generar una norma de respuesta en base a la información que nos dan los demás con sus actos, aun cuando no hay una respuesta correcta. El efecto autocinético es una ilusión óptica que consiste en ver en movimiento un punto de luz estático en una habitación oscura. Se pide a los participantes que estimen cuánto se ha movido el punto, aunque en realidad no hay una respuesta correcta. Cuando se junta a varios participantes en la misma sala para que den sus respuestas, estas tienden a converger; el grupo da una información valiosa ante la incertidumbre, y ello ayuda a tomar una decisión. Así se crea la norma grupal (ej.: el punto se mueve sistemáticamente 10 cm hacia la derecha), que se mantiene incluso cuando se separa de nuevo a los participantes en un ensayo individual.

 

La influencia de la minoría, de unos pocos hacia el grupo

El psicólogo social Serge Moscovici ideó una forma de estudiar cómo una minoría podría ejercer su influencia para lograr un cambio social. Para ello, modificó el paradigma de Asch, del que hablamos anteriormente. En lugar de tener una sala de cómplices que daban una respuesta unánime y errónea, en este experimento se pedía que una pequeña proporción del grupo diera la respuesta distinta (en este caso una respuesta ambigua, no clara). La clave para poder influir en los participantes fue el que el grupo minoritario se mantuviese consistente en sus respuestas, con lo que ejercían una influencia informativa distinta al resto, que incitaría (a gran escala y fuera del laboratorio) al conflicto social y a un posible cambio en la norma.

Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano