La sociedad evoluciona en cada época y cada generación se enfrenta a distintos problemas a lo largo de su vida. Actualmente, nos encontramos con una sociedad que funciona a un ritmo vertiginoso en muchas ocasiones. Esto influye en la aparición de problemas psicológicos que nos afectan en nuestro día a día. Uno de estos problemas es la tendencia a darle muchas vueltas a las cosas o a preocuparse demasiado. En el artículo de hoy hablaremos sobre este problema.
¿Por qué nos preocupamos tanto?
Antes de ver los problemas de preocuparse demasiado, es importante entender las causas de por qué nos sucede esto. Por supuesto en cada persona las causas que ocasionan la sobre-preocupación serán unas u otras dependiendo de muchos factores como su historia de aprendizaje, su contexto actual, etc. Sin embargo, se observan causas de forma frecuente en las personas que tienden a preocuparse en exceso por las cosas.
Una de las más comunes es la presencia de ideas irracionales o pensamientos desadaptativos como los referentes a la autoexigencia. Cuando tienes este tipo de pensamientos y te exiges siempre hacer las cosas correctamente o según tu criterio, es más probable que haya situaciones que se escapen a este criterio y que te hagan preocuparte por ellas. Otra de las causas de preocuparse en exceso es el perfeccionismo, ya que pretender siempre alcanzar la perfección es una misión prácticamente imposible. Por lo tanto, nos encontraremos con multitud de situaciones en las que no alcanzaremos ese criterio y que nos supondrán una preocupación extra. Por último, otra de las causas más habituales es la dificultad para gestionar la incertidumbre y la falta de control. Si tenemos esta dificultad, cuando haya algo incierto o que se escape a nuestro control supondrá una fuente de preocupación difícil de gestionar.
Si quieres saber más sobre cómo influyen nuestras creencias en los problemas, puedes leer nuestro artículo sobre ello pinchando aquí
Los problemas de preocuparse demasiado
Ahora que ya sabemos algunos de las causas de preocuparse demasiado, vamos a ver los problemas de preocuparse demasiado.
Generas emociones negativas
La primera de las consecuencias de la sobre-preocupación es que ésta genera emociones negativas. Cuando nos preocupamos producimos un estado de ánimo negativo de nerviosismo o ansiedad, tristeza o incluso estrés. Si dedicamos mucho tiempo a preocuparnos por cosas que no tienen solución, al menos todavía, traemos a nuestro presente un estímulo negativo que nos va a aportar emociones negativas y que además no vamos a poder solucionar. De esta forma, nos deja una sensación de desesperanza que también va a empeorar cómo nos sentimos.
Empeoras tu estado de ánimo
Otro de los problemas de preocuparse demasiado y muy relacionado con lo comentado en el párrafo anterior, es que se generan estados de ánimo negativos. Cuando nos preocupamos demasiado y traemos de forma habitual emociones negativas innecesarias, terminamos por generar un estado de ánimo negativo. De esta forma, la sobre-preocupación nos genera estados de ánimo negativos y no sólo nos influye a corto plazo con las emociones sino que también nos influye a largo plazo.
No solucionas el problema
Como adelantábamos en párrafos anteriores, uno de los problemas de preocuparse demasiado o una de sus consecuencias es que no aportaba ninguna solución. Cuando una persona tiene esta tendencia suele darle vueltas a problemas que no tienen una solución inmediata, pero que nos generan emociones difíciles de controlar (incertidumbre, falta de control, etc.).Pero, también pueden producir dificultades para poner en marcha soluciones cuando realmente se puede. Si estamos mucho tiempo pensando sobre algo se puede producir un efecto negativo que nos impida ver una solución que está disponible para ese problema. Por lo que pensar demasiado sobre algo, nos puede dificultar su solución.
Te quitas tiempo de actividades positivas
Por último, otro de los problemas de preocuparse demasiado es la desaparición de actividades positivas o agradables. Cuando dedicamos tanto tiempo a preocuparnos por cosas, nos resta energía y ganas de realizar otro tipo de actividades. Además, como ya hemos visto nos produce emociones negativas y un bajo estado de ánimo por lo que también se hace menos probable que nos apetezca realizar otro tipo de actividades. Esto acarrea dos consecuencias negativas. La primera es que no podemos subir el estado de ánimo al hacer actividades que disfrutamos. La segunda es que tampoco nos permite distraernos de estas preocupaciones y descansar nuestra mente.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán