Muchos psicólogos afirman que evidentemente el hecho de estar sin trabajo es uno de los factores que contribuyen al inicio y mantenimiento de la depresión. Para muchas personas el quedarse sin trabajo acaba convirtiéndose en no tener un motivo para levantarse, el no tener un objetivo vital, no sentirse realizado/a en la vida, etc.
El no trabajar causa una disminución drástica de la actividad de la persona, lo que fomenta un estado de ánimo depresivo que a su vez provoca una reducción aun mayor de las actividades que realiza y conduciendo a la depresión.
Nuestro trabajo y la empresa donde trabajamos es uno de los factores más determinantes en nuestra identidad social. Cuando dejamos de pertenecer a un grupo de trabajo determinado dejamos de sentirnos parte de algo, dejamos de sentir que somos importantes en nuestros negocios e incluso nos podemos llegar a sentir prescindibles, cosa que repercutirá negativamente en nuestra autoconcepto.
Al trabajar, cada día se nos presentan nuevos retos que afrontar, nuevos problemas que resolver y el hacerlo de manera exitosa juega un papel muy importante en el aumento de nuestra autoestima. Así mismo, la realización de actividades que nos gustan y especialmente de tareas que en un primer momento creíamos difíciles nos aporta una gratificación diaria e imprescindible para mejorar nuestro estado anímico.
De este modo, podríamos decir que el hecho de no recibir gratificaciones diarias al no poder realizar un trabajo que se nos da bien, al disminuir las relaciones interpersonales y los refuerzos sociales que las caracteriza, y especialmente al disminuir el nivel de actividad diaria entre otros muchos son algunos de los factores que pueden desarrollar un estado depresivo que puede agravarse si no se recibe ayuda psicológica de la mano de un equipo de psicologos.
El estado de ánimo deprimido es una de las condiciones que de forma más frecuente genera malestar psicológico. La depresión es probablemente el trastorno psicológico más frecuente en la clínica actual, y de los más se observan en los servicios de apoyo psicológico.
Cuando hablamos de estado de ánimo deprimido, nos referimos a la tristeza. Esta es el síntoma básico de la depresión, junto a las sensaciones de abatimiento, infelicidad, angustia o ansiedad. Se suele manifestar un estado general de inhibición en el que no se actúa y cada vez se participa menos en actividades de la vida de modo que se acaba por no tener cosas gratificantes que puedan alterar este estado de apatía. La apatía, la indiferencia y la anhedonia (disminución de la capacidad de disfrute) son, junto al estado de ánimo deprimido, el núcleo de la depresión.
En las personas depresivas se evidencia una disminución importante en sus capacidades cognitivas, ciertos déficits de memoria, atención y velocidad mental, que se acompaña de un enlentecimiento en el habla, en las respuestas motoras y en los gestos.
Es habitual que se identifique el estado de ánimo deprimido por los múltiples síntomas somáticos que causa. Los más importantes son los problemas de sueño (insomnio o hipersomnia), alteraciones en el apetito y peso, fatiga, disminución de la actividad y deseo sexuales, molestia corporales, crisis de vértigo, etc. Si detecta alguna alteración de este tipo no dude en consultar a un equipo de psicólogos especialista en depresión.
En personas deprimidas la dificultad para mantener la atención, la anhedonia y la anestesia afectiva contribuyen a que el área de las relaciones interpersonales se descuide y estas vayan disminuyendo. A su vez, estas personas suelen transmitir a sus allegados y amistades cierta angustia que provoca que se vayan distanciando y rechacen paulatinamente la compañía de estas. En este caso, dichos problemas interpersonales se plantean a menudo como un problema de mantenimiento de la depresión.
El equipo de psicólogos CIPSIA aporta algunas de las recomendaciones a tener en cuenta en el caso de que Ud. sea una persona sin trabajo:
- Mantenga un horario organizado en el cual se levante cada día a la misma hora, se aconseja que sea temprano.
- Realice una búsqueda de actividades diarias a realizar como estudiar, asistir a clases, hacer un voluntariado, etc. De este modo recibirá estimulación nueva y cierto contacto social.
- Reserve un espacio al final del día para desarrollar alguna actividad deportiva como pasear, correr, ir a bailar, ir al gimnasio, etc. De esta forma, aparte de sentirse bien consigo mismo, se liberará de las tensiones acumuladas durante el día y esto le ayudará a dormir mejor.
- Acuéstese a una hora moderada y cada día a la misma hora para poder levantarse con energía y buen humor. Intente no dormir durante el día para promover una buena regulación del ritmo circadiano y de los ciclos sueño-vigilia. Esto le ayudará a parte de estar de mejor humor, a tener más sueño por la noche y a estar más despierto durante el día.
Artículo escrito por Psicologo Ventas Cipsia Psicólogos: Anna Cadafalch