Son muchas las personas que acuden a consulta comentando sufrir ansiedad. Refieren una gran variedad de sensaciones o dolencias que relacionan directamente con esta. Pero, surge la dificultad de contestar a la pregunta: ¿Por qué sufro de ansiedad?
¿Qué es la ansiedad?
Se trata de un mecanismo de supervivencia, que nos pone en alerta ante ciertas situaciones desencadenantes. Facilitando pensar y decidir con mayor rapidez, soportar un esfuerzo más intenso de lo normal…
Resulta difícil comprender que la ansiedad es una aliada y no un enemigo. Pero nos ayuda a darnos cuenta de que algo no va bien. Una especie de alarma que nos avisa de que necesitamos cambiar la forma en la que estamos funcionando frente a un estímulo.
La ansiedad nos alerta de diversas maneras:
- Dolor de estómago.
- Problemas para conciliar o mantener el sueño.
- Falta de respiración.
- Dolor de cabeza
- Bruxismo…
Es cierto que todas las formas en las que se manifiesta la ansiedad, resultan desagradables, aumentando así la probabilidad de que la persona que lo sufre, tome conciencia.
Entendamos lo expuesto a través de un ejemplo:
Pedro, se describe como una persona autoexigente y perfeccionista. Es por ello, por lo que se encuentra motivado para asumir jornadas laborales intensivas que no le permiten disfrutar de su familia, pareja, ocio, pasatiempos… Desde hace unos meses, sufre de problemas de sueño, y fuertes dolores en el estómago.
Para intentar que Pedro, cambie la forma de funcionar en el aspecto laboral, el cuerpo alerta a través de señales físicas desagradables, para tomar conciencia. Siendo el objetivo de que Pedro se escuche y cuide. Dedicando menos tiempo al trabajo y más a actividades agradables, ya que a su cuerpo le esta pasando factura esta manera de funcionar.
¿Temor a parar y cambiar?
Llegados a este momento, encontramos la dificultad para poner freno a esta manera de funcionar que causa sufrimiento. Se tiende a evitar cambiar, ya que esto, supone tomar conciencia de algo que no nos gusta en nuestra vida, y tendremos que asumir la responsabilidad de modificarlo. Adoptando un pensamiento evitativo “si no lo escuchamos, no existe”.
La ansiedad, una gran aliada
Desde la psicoterapia, ayudamos a las personas a:
- Externalizar la ansiedad, poniéndole incluso un nombre y aspecto físico.
- Invitamos a que el paciente, escuche a esta ansiedad, con preguntas como: ¿qué necesita para que deje de alertar con estas sensaciones tan desagradables y desaparezca?
- Modificar la manera de afrontar el problema causante que desencadena la ansiedad.
Usando el ejemplo anterior…
Pedro comienza a poner límites a su jornada laboral, teniendo la seguridad de que su trabajo sigue estando realizado correctamente. Pudiendo así tener más tiempo para momentos agradables, donde poder recordar pilas.