Salud mental en el mundo moderno

Hace unas semanas hablábamos sobre la tendencia actual a solucionar cualquier problema psicológico mediante psicofármacos, sin atender a las causas psicológicas que mantienen dicha problemática. En el mundo desarrollado, trastornos como la depresión, la esquizofrenia o el trastorno bipolar son las principales causas de incapacidad. Este dato, además de alertarnos sobre una importante pérdida de salud mental a nivel global, supone ingentes costes humanos, económicos y sanitarios. Ahora bien, ¿qué hace a las sociedades modernas más propensas a desarrollar trastornos y problemas psicológicos?

 

La tiranía de la felicidad vs salud mentalsalud mental

Libros de autoayuda, programas de mindfulness para amarse a uno mismo, frases positivas en Facebook… Constantemente estamos bombardeados con el “Si quieres puedes” y el “Puedes ser feliz si te lo propones”. No queda espacio a la tristeza, el desagrado o la ansiedad, pues es responsabilidad de cada uno ser feliz.

Si quieres saber más sobre la tiranía de la felicidad, puedes leer nuestro artículo aquí

El problema de la llamada “tiranía de la felicidad” del mundo moderno es que no deja hueco a una parte esencial de la vida como es el superar la adversidad al propio ritmo. La obligación de estar siempre feliz es contraproducente, porque no es posible vivir en una burbuja de color de rosa por siempre. Las cosas malas suceden, a veces sin razón y de forma inesperada, y es normal sentirse abrumado, triste y dolido. En lugar de aceptar el sufrimiento como parte de la vida, se recetan soluciones rápidas a problemas complejos: “tómate esta pastilla”, “léete este libro de autoayuda”, “sonríe hasta que se te pase”.

El dolor y el malestar se convierten en algo que evitar, y ello nos hace intolerantes a la frustración. Esta habilidad tan valiosa es la que nos permite demorar los refuerzos, establecer planes a largo plazo y resistir la adversidad. El valor social de la inmediatez, junto con la estigmatización del sufrimiento y las emociones negativas, nos hace tremendamente vulnerables a desarrollar problemas a largo plazo.

 

Medicalización de la salud mental

El prestigio social del que gozan la ciencia y la medicina relevan la importancia de la psicología en el tratamiento de los problemas de salud mental. La adjudicación de un diagnóstico psicopatológico, o la prescripción indiscriminada de fármacos son ejemplos de ello. El problema con este abordaje de los problemas psicológicos es que, en la mayoría de los casos, la medicación con psicofármacos no es necesaria ni suficiente para superarlos.

Ojo, ello no quiere decir que los medicamentos no sirvan para nada, pero en el mejor de los casos nos sirven para que la persona esté en condiciones de poder aprender a lidiar con los problemas del día a día. Es por ello que simplemente recetar un fármaco ante un síntoma normalmente no sirve para solucionar el problema de base, sino que sólo pone un “parche”. A esto se le suman efectos adversos de los fármacos, en ocasiones muy graves, y sobre los que la persona medicada no es informada adecuadamente, como es el caso de los ansiolíticos. Es aquí donde la psicología se hace indispensable para tratar realmente el problema de salud mental.

 

Autoestima y redes sociales

Desde la aparición de los medios de comunicación audiovisuales, y posteriormente de las redes sociales, el culto a la imagen se vuelve casi un requisito para lograr la aceptación social. El valor de la imagen, junto a unos estándares inalcanzables e insanos, nos crea inseguridades y problemas de imagen corporal. No es poco común ver imágenes retocadas con labios gruesos, cinturas imposibles o abdominales de anuncio. Compararse con estos modelos es, pues, poco razonable para una persona media.

Si quieres saber más sobre el efecto de las redes sociales sobre la autoestima, puedes leer nuestro artículo aquí

 

Individualismo y competitividad

A pesar de tener cubiertas todas nuestras necesidades básicas, cada vez aumentan más los trastornos psicológicos, ¿por qué? Las sociedades industrializadas tienden a poner el foco en el individuo, sus particularidades, necesidades y capacidades, más que en el grupo. A esto le llamamos individualismo, y suele traer la consecuencia de un escaso apoyo social, que es una pieza clave para mantener una adecuada salud psicológica. La soledad se muestra como uno de los principales factores de riesgo para la pérdida de salud mental, algo que no es de extrañar dado que el ser humano es un animal social.

Si quieres saber más sobre el individualismo y el colectivismo en las sociedades, puedes leer nuestro artículo aquí

Otra de las consecuencias del individualismo y el desarrollo tecnológico es la competitividad en el mercado laboral. Los horarios colmados de actividades y las horas extra acumuladas en el trabajo nos saturan y nos elevan la ansiedad de manera permanente, y nuestra salud física y mental se resienten.

Si quieres saber más sobre la relación entre salud física y mental, puedes leer nuestro artículo aquí

 

 

 

Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano