Desde artistas como Van Gogh, hasta científicos como Darwin o Newton, pasando por escritores y poetas como Virginia Woolf o Bécquer, el neuroticismo ha estado presente en muchas de las grandes creaciones de la historia de la humanidad.
Ahora bien, ¿qué entendemos como neuroticismo? El Neuroticismo o Inestabilidad Emocional es un rasgo de personalidad caracterizado por una tendencia a experimentar emociones negativas, estados de ánimo cambiantes, y a la emocionalidad. Una de las peculiaridades de las personas neuróticas es la propensión a la rumiación cognitiva. Esto significa que nuestro pensamiento se queda encallado en un tema en concreto de forma recurrente. En lenguaje cotidiano, podríamos decir que la rumiación supone “darle demasiadas vueltas a las cosas”. La predisposición a rumiar hace a los neuróticos más propensos a alteraciones psicológicas como la depresión, la ansiedad, y a problemas de salud física como los respiratorios, los cardiovasculares o los gastrointestinales.
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Pensamientos negativos y creatividad
Como ya hemos visto, los neuróticos tienen una clara tendencia hacia la negatividad y a percibir las situaciones como amenazantes, incluso cuando todo parece ir bien. Algunas líneas de estudio muestran que esta peculiaridad de las personas neuróticas podría estar relacionada con la creatividad.
Ahora bien, ¿qué hace a los neuróticos más propensos a la rumiación y a la sensibilidad al peligro? Ya en la década de los 70, el británico Jeffrey Gray demostró la mayor actividad y ansiedad ante una amenaza en individuos con alto neuroticismo. En sus trabajos con roedores, demostró que los fármacos contra la ansiedad, efectivos en pacientes psiquiátricos (muestra caracterizada por altos niveles de neuroticismo), reducían la sensibilidad ante señales de castigo. De aquí podemos inferir que los sujetos más neuróticos percibirían en mayor medida el peligro que los no neuróticos.
Sin embargo, en el caso de individuos humanos, nos encontramos con el problema de que la rumiación y la infelicidad de neuróticos se produce incluso en la aparente ausencia de una amenaza.
«Demasiada» imaginación
Estudios más recientes apuntan a que una de las posibles causas de la rumiación en neuróticos podría ser la gran facilidad de evocar pensamientos autogenerados. Dicho de otro modo, las personas con este rasgo tienen mayor facilidad para “soñar despiertos”, lo que explicaría algunas de sus características.
En un estudio de Smallwood con escáner cerebral, se pudo comprobar cómo, en estado de reposo, el surgimiento de pensamientos negativos generaba actividad en una determinada zona de la corteza. El área prefrontal medial, que así se llama, se activaría ante la percepción de una amenaza, tanto real como imaginaria. En neuróticos, la “hiperactividad” de esta zona podría ser la razón de la tendencia característica a rumiar y a experimentar pensamientos negativos.
Fue Perkins en un estudio del 2015 el que propuso la hipótesis de que este “soñar despierto” de los neuróticos sería lo que favorecería su creatividad. La capacidad de evocar pensamientos autogenerados estaría presente en todas las personas. Sin embargo, la “imaginación fácil” de los neuróticos fortalecería esta red, propiciando así el surgimiento de ideas creativas.
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El proceso creativo del neurótico: neuróticos científicos, filósofos y artistas
Según la hipótesis de Perkins, la predisposición a preocuparse y a darle vueltas a las ideas podría ser una parte importante del proceso creativo de los neuróticos
Científicos como Darwin o Newton destacaban por estar constantemente reflexionando sobre los problemas de sus disciplinas, lo que podría actuar como un factor que favorecía la aparición de soluciones novedosas. Esta habilidad natural para “tener ocupada la mente”, tanto para bien como para mal, podría hacer a los neuróticos mejores pensadores, que se plantean problemas y los rumian hasta dar con la solución.
Podríamos postular también que el neuroticismo juegue un papel en la creación artística. La emocionalidad y la inquietud del neurótico podrían encontrar una válvula de escape en el arte, y así traducirse en creaciones de gran belleza. Lo mismo podría ocurrir con los filósofos, ya que la inclinación natural de los neuróticos a las preocupaciones y dudas existenciales haría a la Filosofía el aliado perfecto.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano