Las personas podemos responder ante los estímulos y situaciones del ambiente de tres formas distintas. Estos niveles de respuesta humana son: cognitivo (lo que pensamos), conductual (las acciones que llevamos a cabo) y las emociones (lo que sentimos). Los problemas psicológicos se basan en patrones desadaptados de estos tres niveles de respuesta. Por ello, muchas veces intentamos controlarlos para que no supongan un mayor malestar. En el artículo de hoy hablaremos sobre la paradoja de intentar controlar el pensamiento.
Si quieres saber más sobre la influencia de nuestras creencias y nuestros pensamientos en nuestros problemas, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí
La paradoja de intentar controlar el pensamiento
Muchos de los problemas psicológicos se caracterizan o muestran síntomas cognitivos como la preocupación excesiva. Alguno de estos problemas son: la ansiedad, el trastorno obsesivo compulsivo, la depresión, la baja autoestima, etc. Por ello, cobra especial importancia entender por qué estas ideas parecen enraizarse en nuestra forma de pensar y resultan tan difíciles de controlar.
El motivo por el cual existe esta dificultad es lo que podemos llevar la paradoja de intentar controlar el pensamiento. Cuando más control queremos ejercer sobre el pensamiento, menos control tendremos sobre él. Uno de los motivos de por qué sucede esto es porque el hecho mismo de intentar ejercer control nos hace focalizarnos en ese pensamiento y por lo tanto provocaremos su aparición. Otro de los motivos por los cuales intentar controlar el pensamiento suele resultar en el efecto contrario, se debe al nerviosismo que se asocia a determinados pensamientos. Estos pensamientos serían los que queremos controlar y por ello, se produciría el efecto contrario.
Para contrarrestarlo es importante que controlemos nuestro estado de ánimo, para lo cual suele resultar muy eficaz la aplicación de alguna técnica de relajación. Estas técnicas no sólo no ayudará a estar más tranquilos, sino que también nos ayudan a distraernos mientras la practicamos.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán