Últimamente es bastante habitual escuchar en los medios la expresión “zona de confort”. De hecho, en el coaching y en las sesiones grupales de crecimiento personal también es un concepto que se emplea con cierta asiduidad. Por ello, vamos a dedicar el artículo de hoy a explicar qué es la zona de confort y su papel en la terapia.
¿Qué es la zona de confort?
La zona de confort es un término que hace referencia a un estado en el cual la persona se encuentra cómoda. En esta situación la persona se encuentra en un estado pasivo, en el que lleva una vida sin riesgos pero que no le da la posibilidad de aprendizaje. La persona se siente segura, pero no tiene incentivos, ni riesgos que le permitan crecer. Permanecer en esta zona de confort durante un largo periodo de tiempo puede producir que se desarrollen problemas psicológicos debido a la falta de incentivos y actividades motivantes. Algunos de estos problemas que pueden aparecer son la apatía, la depresión e incluso problemas de autoestima.
– Si quieres saber más sobre los síntomas de la depresión, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí
¿Qué papel tiene en la terapia?
Ahora que ya sabemos a qué nos referimos cuando hablamos de zona de confort, vamos a analizar qué papel puede tener en la terapia psicológica. Como hemos señalado en el apartado anterior, la permanencia durante un tiempo prolongado en esta situación puede desencadenar o afectar a problemas psicológicos. Una de las formas en las que puede afectar es actuando de factor precipitante o como una de las causas de la aparición de problema. Generalmente, la permanencia en la zona de control impide o evita que la persona acepte realizar actividades reforzantes como pueden ser los nuevos proyectos o cambiar las cosas de su vida que no son positivas, por lo que empeoraría su estado de ánimo.
Además de actuar como causa de algunos problemas psicológicos, en terapia también tiene influencia en el desarrollo de esta. Si la persona se encuentra en una zona de confort, esto puede actuar como una resistencia al cambio y enlentecer el proceso terapéutico, ya que la persona se mostraría reticente a implementar las estrategias trabajadas en sesión.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán
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