Teoría de la Atribución: ¿Cómo nos explicamos lo que ocurre a nuestro alrededor?

Aunque no nos demos cuenta, los seres humanos buscamos constantemente explicaciones sobre lo que ocurre en nuestro entorno. Intentamos deducir por qué una persona hizo lo que hizo, qué fue lo que nos llevó a actuar de determinada manera, o qué papel jugamos nosotros en que ocurriese un determinado evento. En cualquiera de estos casos, estaríamos haciendo una atribución sobre las causas de una situación o un comportamiento. A partir de las atribuciones, buscamos posibles razones de lo que sucedió en el pasado. Esto nos puede servir para entender el mundo o para poder predecir qué sucederá en situaciones posteriores.

 

La Teoría de la Atribución

La Teoría de la Atribución fue propuesta por el psicólogo Fritz Heider en 1958. En su versión original daba cuenta de los dos polos en los que se podría clasificar una atribución (interna-externa). Como decíamos al principio, continuamente hacemos atribuciones, tanto de la propia conducta como de la conducta ajena. Además, no siempre haremos las mismas atribuciones, aún cuando las consecuencias de la acción sean muy similares.

 

  • La atribución será interna cuando dependa de las características propias del individuo que realiza la acción. Las atribuciones internas recogen no sólo los rasgos de personalidad (extroversión, responsabilidad, amabilidad), sino también a la inteligencia, la motivación o las creencias de la persona. Por ejemplo, si sabemos que María sale de fiesta todas las semanas, podemos explicar su conducta diciendo que es extrovertida.
  • La atribución sería externa cuando se busquen las causas del comportamiento fuera del individuo, ya sea en el contexto, en la acción de terceras personas, en fuerzas divinas o la fortuna. Cuando, por ejemplo, María suspendiese un examen, podríamos decir que ese día no había dormido bien o que tenía gripe.

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Atribución de causas y salud mental

 

Estilo de atribución en la depresión

El modelo propuesto por Seligman sobre el estilo atributivo en la depresión cuenta con dos nuevas dimensiones respecto al modelo de Heider . Además de la dimensión Internalidad-Externalidad, este modelo habla de Estabilidad y de Especificidad de la conducta.

 

  • Internalidad-externalidad. También conocida como “locus de control” o lugar de control. Hace referencia, como en el modelo anterior, a la atribución de causas internas o externas a la persona para explicar un comportamiento.

 

  • Estabilidad. Se refiere a cómo se explica la conducta en términos de duración de la causa. Por ejemplo, si María suspendió el examen por una causa momentánea como una gripe, la conducta se explicaría como inestable. Si, por el contrario, sabemos que María siempre ha odiado las matemáticas y por eso suspendió este examen, estaríamos haciendo una atribución estable.
  • Especificidad. Esta dimensión se refiere al grado en el que una conducta se explica en base a causas generales, que afectan múltiples situaciones; o por el contrario, a causas específicas, que desencadenan esa conducta de manera puntual. Cuando decimos que María aprueba todos los exámenes porque es inteligente, estamos haciendo una atribución general. Cuando decimos que María suspendió un examen porque justo esa noche no durmió bien, estaríamos haciendo una atribución específica.

 

A partir de los estudios de este autor, se explicaría la depresión en base a atribuciones sobre el propio fracaso internas (“Soy un inútil”), estables (“Siempre he sido muy torpe”) y generales (“Lo hago todo mal”); y a atribuciones sobre el éxito según causas externas (“Pusieron el examen muy fácil y por eso aprobé”), inestables (“Aunque haya sacado buena nota, no creo que se vaya a repetir”), y específicas (“Justo pusieron las preguntas que me estudié mejor, y por eso saqué buena nota”). De esta forma, las personas con depresión o con un estilo atribucional depresivo se culpabilizarían de todos sus fracasos y no se responsabilizarían de sus méritos. Esto les haría caer en sesgos y distorsiones cognitivas, que minarían su autoestima y su motivación.

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Estilo de atribución interno y externo del propio comportamiento

Al igual que en el caso de la depresión, cada persona se caracteriza por determinadas tendencias a la hora de atribuir causas. Hay personas que tienden a atribuir las consecuencias de su comportamiento a factores internos (internalistas), como la propia capacidad o el esfuerzo. Y también hay personas que tienden a atribuir dichas consecuencias a factores externos (externalistas), como pueden ser la suerte, alguna deidad, el contexto o la influencia de otros.

El primer tipo suele ser, por lo general, el que presenta mejor ajuste y bienestar psicológico. Se responsabilizan de sus errores y también de sus éxitos. Se sienten más capaces (mayor autoeficacia), y sienten que tienen control sobre lo que sucede en su entorno. En contrapartida, un internalismo excesivo, que lleve a la persona a asumir la culpa de fracasos en los que no ha tenido realmente nada que ver, puede ser muy perjudicial.

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Por otra parte, los externalistas suelen eludir responsabilidades y no se suelen hacer cargo de los errores que cometen.  Es por ello que tienen menor sensación de control sobre sus vidas, y por ello, no suelen alcanzar niveles tan altos de autoeficacia ni de bienestar como los anteriores. Por ejemplo, culparían a los demás de su malestar, y no intentarían mejorar o buscar otras relaciones más satisfactorias.

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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano