Por qué no podemos dejar de pensar en lo que pudo haber sido. El pensamiento contrafactual

¿Cuántas veces nos hemos preguntado cómo sería nuestra vida si hubiésemos tomado esta u otra decisión? Tanto para bien como para mal, las acciones tienen consecuencias más o menos determinantes en la vida. Unas veces nos atormentamos con fantasías de una vida perfecta, mientras que otras nos aliviamos de haber “esquivado esa bala”.

 

El pensamiento contrafactual (del inglés counterfactual thinking), consiste en hacerse preguntas sobre «qué pasaría si» un acontecimiento del pasado hubiera sido diferente. Cuanto más importante sea el evento en cuestión, más intenso será nuestro pensamiento contrafactual al respecto.

El pensamiento contrafactual es parte de la naturaleza humana, puesto que es el lugar de nacimiento de emociones como el arrepentimiento, la gratitud y la culpa.

¿Puede ser útil imaginarse qué podría haber sido?

En la psicología social, se considera una herramienta eficaz para regular nuestras emociones y hacernos más resistentes. Por terrible que sea una situación, la mente contrafactual puede imaginar circunstancias que habrían sido incluso peores. Esto permite allanar el camino para emociones positivas, como el alivio y la gratitud, ayudando a gestionar un momento particularmente duro.

De esta forma, el pensamiento contrafactual permitiría regular las emociones y desarrollar la resiliencia contra las desgracias. Un muy buen ejemplo de ello se puede observar después de un desastre natural. Los supervivientes están conmocionados y muy emocionales, y a menudo han perdido todo lo que poseían y también pueden arruinarse financieramente. Y, sin embargo, frecuentemente usan palabras como «afortunado» o «agradecido» para describir sus sentimientos.

Además, otra función positiva del pensamiento contrafactual es que puede ayudar a identificar nuestros objetivos y planificar mejor el curso de la vida futura. Existe para ayudarnos a cristalizar las metas que son más importantes y a mejorar nuestra capacidad para elegir sabiamente cursos de acción futuros.

La otra cara de la moneda: cuándo el pensamiento contrafactual puede ser malo para ti

Sin embargo, es la facilidad con la que podemos imaginar un resultado alternativo lo que desencadena el tipo de pensamiento contrafactual en el que nos involucramos. Imaginar un resultado alternativo a lo que realmente sucedió en la vida tiene un atractivo demasiado irresistible, incluso cuando conduce a la infelicidad. Este inconveniente tiene dos vertientes:

  • Por un lado, si el pensamiento contrafactual está centrado en cómo el individuo no alcanzó una meta. Puede desencadenar en frustración y vergüenza. Por ejemplo, no haber estudiado lo suficiente antes de un examen o haber trabajado en la pareja.
  • Por otro lado, si el pensamiento contrafactual está centrado en cómo el individuo no pudo evitar algo ajeno a sus acciones. Este puede desencadenar en arrepentimiento. Por ejemplo, ¿qué hubiera pasado si hubiera estado más alerta antes de que mi hijo sufriera un grave accidente?

Curiosidades:

  • Un estudio de atletas olímpicos demostró cómo el pensamiento contrafactual puede ser tanto una bendición como una maldición. Resulta que los medallistas de plata a menudo están muy descontentos con su logro, pero los medallistas de bronce no. La razón es que el medallista de plata está participando en un pensamiento contrafactual «ascendente» (es fácil ver lo cerca que estuvo de ser el campeón, solo para quedarse corto) mientras que el medallista de bronce piensa de manera contrafactual en una dirección «hacia abajo» (ve lo cerca que estuvo de no obtener una medalla en absoluto). Esta diferencia hace que la experiencia emocional sea muy diferente.
  • El pensamiento contrafactual es comúnmente utilizado en la cultura popular. Especialmente en las series, donde si ya cuentan con varias temporadas inevitablemente habrá un capítulo sobre la fantasía de una vida alternativa. Existe todo un género basado en la especulación sobre realidades alternativas ficticias, en las cuales los hechos se han desarrollado de diferente forma de cómo son (la ucronía). El momento o punto que separa a la realidad conocida de la realidad ucrónica se llama punto Jonbar.