Si tenemos que hablar de alguna característica esencial del ser humano, no podemos no hablar de la capacidad de adaptación que tiene a cualquier situación. Todo esto se consigue entre otras cosas a nuestra flexibilidad mental. Es por eso que hoy hablaremos de la necesidad de ejercitar la flexibilidad mental en tiempos de crisis.
Concepto de flexibilidad mental:
La flexibilidad mental es la capacidad de adaptarnos al cambio, modificando nuestras conductas y nuestra forma de entender las situaciones, según lo requiera la situación.
También se incluye dentro de este concepto la capacidad de estar en el momento presente, centrándonos en el aquí y ahora para mejorar nuestra adaptación a las circunstancias.
Si quieres saber más sobre flexibilidad cognitiva pincha aquí
El lado opuesto, la inflexibilidad o rigidez, suele conducirnos a miradas más estrechas hacia el mundo en el que vivimos, anclándonos en nuestra idea perfecta de cómo tienen que ser las cosas.
Esto puede parecer algo que no tiene porqué afectar mucho a nuestra vida, pero las personas que son rígidas mentalmente suelen padecer sufrimiento por perpetuación de estas creencias que suelen resultar desadaptativas.
¿Cómo puede ayudar la flexibilidad mental en estos tiempos de crisis?
La necesidad de ejercitar la flexibilidad mental en tiempos de crisis viene de los datos que se están recogiendo sobre el aumento de la incidencia de trastornos mentales a raíz de las circunstancias que vivimos.
Además de los efectos sobre la salud física, se sabe que una de las áreas más afectadas por esta pandemia es la salud mental, habiendo aumentado hasta en un 20% los trastorno de depresión entre otros.
Consejos útiles para entrenar nuestra flexibilidad mental
- Prestar atención a nuestro diálogo interno: es básico aprender a hablarse a uno mismo sin totalitarismo. dónde solemos decir ‘debo hacer’ podemos decir ‘me gustaría hacer’. Ayudarnos a nosotros mismos con un diálogo más suave nos puede hacer más llevaderas las circunstancias tan extraordinarias que vivimos actualmente.
- Intentar no identificarnos con nuestros pensamientos: al fusionarnos con nuestro pensamientos, tendemos a creerlos al 100%. Esto afecta a nuestras emociones y comportamientos. Hay que aprender que la vida es una paleta de colores, no solo blanco o negro.
- Desarrollar una perspectiva del yo en base a nuestro contexto: ligado con el anterior punto, tendemos a atribuirnos ciertas características personales como innatas e incambiables. Sufrimos menos cuando somos conscientes de que nuestras reacciones y pensamientos dependen del entorno en el que vivimos y nuestras experiencias.
- Aceptación: este punto es clave para poder producir un verdadero cambio en la forma de concebir la vida, aceptando nuestras virtudes y defectos. No todo lo que nos sucede es culpa nuestra y no todo lo que ocurre está a nuestro alcance para modificarlo..
- Vivir en el presente: en la actualidad miramos al futuro con ansiedad anhelando tiempos mejores. Trabajar nuestra mentalidad viviendo en el presente, centrándonos en nuestras sensaciones y aprovechandolo para el crecimiento personal, es un paso crucial para aprender a llevar mejor el momento.
- Comprometerse con uno mismo: todo lo dicho hasta ahora no sirve de mucho si no se acepta un compromiso con uno mismo para establecer un cambio.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sergio García