La mayor parte de nosotros estaremos de acuerdo en el hecho de que no suele ser agradable recibir una crítica. Sin embargo, al mismo tiempo hemos de reconocer que no es posible librarse de las críticas de forma permanente.
Las críticas, en su vertiente positiva y constructiva están ligadas a la mejora de quien las recibe. Son por tanto, una gran herramienta de desarrollo personal. Aquel que, no reciba ningún tipo de crítica está desperdiciando la oportunidad de mejora y cambio.
¿Por qué es importante cuidar la forma de hacer críticas?
Como hemos visto en muchas ocasiones a lo largo del nuestro blog, el lenguaje que utilizamos con nosotros mismos y con los demás tiene una gran repercusión en el estado de ánimo y en la autoestima.
Según sea el modo en que hacemos críticas vamos a generar un tipo de emoción y de respuesta.
Crítica destructiva
Cuando la crítica se hace de forma destructiva suele generar fuertes sentimiento de culpabilidad. Normalmente este tipo de crítica se centra en lo que está mal hecho. Lo que genera mucho malestar. Este tipo de crítica suele emplearse cuando se considera inaceptable el error. Por tanto, se utiliza la crítica como forma de castigo.
Sin embargo, esta forma de crítica, aunque en ocasiones pueda parecer efectiva, termina generando un efecto totalmente contraproducente. Produciendo el inmovilismo de quien es objeto de la crítica.
A largo plazo, no solo tenderá a reducir la autoestima de quien es objeto de este tipo de críticas, sino que predispondrá una actitud defensiva ante las críticas en general.
Si quieres saber más sobre cómo aceptar críticas puedes leer nuestro artículo aquí
Crítica constructiva
En cambio, cuando la crítica es constructiva se minimiza el malestar por el error cometido. Lo que hace más sencillo recibir la crítica y valorarla.
El mayor beneficio de la crítica constructiva es que moviliza a la acción, y genera expectativas de mejora. A largo plazo, favoreceremos una actitud receptiva a las mismas. Al tratarse de críticas que resultan útiles, y son formuladas desde el respeto.
Si quieres saber acerca de cómo aceptar el error puedes leer nuestro artículo aquí
¿En qué contexto surgen las críticas?
A nosotros mismos, o autocrítica
Este tipo de crítica es esencial para el crecimiento. Y para aprender a afrontar el error.
Algunas personas tienen pavor a cometer errores, y mucho de ello tiene que ver con el proceso de autocrítica que le acompaña. Tomando la forma en muchas ocasiones de crítica patológica
Críticas a familiares, pareja o amigos
Este suele ser un tipo de crítica muy frecuente. Las personas con las que convivimos y con las que tenemos más confianza son con las que más solemos realizar críticas. Pero no por ello más adecuadamente. Algunas personas creen que por tener confianza no es necesario cuidar las formas. Nada más erróneo que esto.
Si queremos que las relaciones que tenemos sigan siendo sólidas, y ayudar a cambiar actitudes que no nos son favorables, necesitaremos hacer buen uso de las críticas como la mejor herramienta para conseguir los cambios sin dañar la relación.
Si quieres saber más sobre cómo mejorar tus discusiones en pareja puedes leer nuestro artículo aquí
Críticas en el contexto laboral o con conocidos
Normalmente en este tercer tipo de crítica la gente suele hacer gala de los mejores modos. Quizá por el miedo a desagradar o se rompa una relación poco consolidada. Lo cierto es que, en este ámbito también es importante formular las críticas de forma adecuada.
Cuáles son los pasos para hacer una crítica (o autocrítica) de forma constructiva:
- En primer lugar es necesario que definas un único aspecto a criticar. Tómate un momento para delimitar qué conducta es objeto de crítica, y en qué momentos ha tenido lugar.
- Busca un momento apropiado para plantear la crítica. Las personas implicadas debéis estar tranquilas y contar con un momento para conversar sin interrupciones.
- Plantea la conducta objeto de crítica sin juzgar. Evita etiquetas, que tienen un impacto muy negativo sobre la autoestima, y elimina generalizaciones. Pon ejemplos de cuándo ha sucedido y cómo ha afectado. Poner ejemplos del perjuicio ayudará a redimensionar la gravedad.
- Empatiza con los motivos que pueden haber dado lugar a que se haya producido el error. Se trata de activar la responsabilidad no de buscar culpables.
- Propón alternativas de solución para futuras ocasiones. Esta es la parte más importante, puesto que sin ella, la crítica no tendrá sentido. Los errores sirven para aprender, y la única forma de extraer el aprendizaje es centrarse en este último paso, la búsqueda de soluciones.
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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Maiana García