Para realizar cualquier acción cotidiana, desde buscar trabajo, relacionarse con los amigos hasta ir a comprar el pan, necesitamos interactuar con otras personas. El ser humano es un animal social, y necesita de los otros para conseguir sus objetivos y para lograr su propio bienestar.
De esto es de lo que tratan las habilidades sociales, que son el conjunto de habilidades y comportamientos a través de los cuales interaccionamos con otras personas, para establecer relaciones efectivas y mutuamente satisfactorias, y para resolver situaciones y alcanzar metas. Como podemos imaginar, las habilidades sociales engloban un amplio rango de actuaciones, que nos ayudan a desenvolvernos en nuestra vida.
Existen habilidades sociales más simples, como pueden ser formular una pregunta, saludar o dar las gracias, y otras más complejas, como las que veremos a continuación.
Inteligencia emocional
La inteligencia emocional tiene que ver con la capacidad de reconocer y distinguir emociones en uno mismo y los demás, y ser capaz de regular dichas emociones (las propias y las ajenas) de la manera más adaptativa. Además, esta habilidad nos permite expresar dichas emociones de manera adecuada según el contexto, lo que es de vital importancia para mantener una buena relación con otras personas.
Capacidad empática
Otra de las habilidades interpersonales que más nos puede beneficiar a la hora de relacionarnos con los demás es la capacidad de ponerse en el lugar del otro. Es una clave esencial para adaptarse a las demás personas, y para saber cómo debemos comportarnos ante ellos.
Escucha activa
La escucha activa es la capacidad de atender no sólo a lo que nos está diciendo la otra persona, sino también de tener en cuenta su lenguaje no verbal y lo que está sintiendo en ese momento. Es, por tanto, una herramienta muy útil para comunicarnos con las otras personas, ya que nos permite interactuar de acorde a cómo se sienta y cómo piense nuestro interlocutor.
Comunicación de emociones y necesidades
Las emociones cumplen su objetivo de facilitarnos la adaptación al medio, y su expresión también es adaptativa. Por ejemplo, si alguien está triste, el reconocer la tristeza en la otra persona hará que otros la ayuden, por lo que esta tristeza cumpliría su propósito de reducir un estado negativo en la persona. Las emociones nos permiten movernos en la dirección que más nos conviene, y su presencia nos indica que algo es importante para nosotros. Por esta razón, es importante saber comunicar nuestras emociones y necesidades a los otros.
Asertividad
La asertividad es la habilidad al defender las propias ideas y puntos de vista de manera adecuada, sin menospreciar las de los demás, lo que se relaciona en gran medida con el bienestar y el ajuste psicológico de las personas
Si quieres leer más sobre las consecuencias positivas de la asertividad, puedes leer nuestro artículo pinchando aquí
Definir un problema y evaluar las situaciones
Al evaluar un problema, una persona hábil en habilidades sociales tiene en cuenta todos los factores de la ecuación: por un lado, la situación objetiva que ocurre en la realidad, y por otro, sus propias necesidades y sentimientos. Esto ayudará a la persona a tomar las mejores decisiones, y repercutirá en su relación con el mundo y con los demás.
en relación con esto último, la negociación es otra habilidad social que permite la búsqueda de soluciones satisfactorias para todas las partes involucradas, a través de la comunicación de intereses y la capacidad tanto de ceder como de defender en los propios intereses
¿Se puede mejorar en habilidades sociales?
Sí, estas habilidades se pueden modificar y mejorar a través de la práctica. La técnica terapéutica que permite progresar en este ámbito es el entrenamiento en habilidades sociales, que tiene repercusiones positivas en las relaciones interpersonales, y en general en todas las esferas de la vida, lo que al final repercute en nuestro bienestar psicológico
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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano