Este modelo, propuesto por la doctora Fredrickson, fue desarrollado dentro del marco de la Psicología Positiva. Esta corriente se centra en el estudio de las emociones positivas. Sus autores se centran en la búsqueda del crecimiento personal en lugar de en el tratamiento de problemas y trastornos psicológicos, como sí que harían otras corrientes.
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Barbara Fredrickson propuso en 1998 esta teoría, que estudia el impacto de las emociones positivas sobre nuestro pensamiento. En concreto, según el modelo, las emociones positivas nos llevarían a una ampliación cognitiva, en términos de mejora de los procesos como la atención y el procesamiento de información.
Esta expansión del pensamiento tendría principalmente dos tipos de resultados beneficiosos. Por un lado, mejoraría los recursos del individuo. Como ya hemos dicho, mejoraría las habilidades intelectuales al facilitar procesos como la atención; mejoraría los recursos sociales, ya que las emociones positivas promueven el establecimiento de nuevas relaciones, y sentimientos positivos de afiliación (amistad, cooperación); lo que en última instancia repercutiría en nuestra salud y nuestro bienestar físico. Por otra parte, la ampliación cognitiva llevaría al individuo a considerar más posibilidades, lo que se traduciría en un mayor repertorio de acciones posibles y una mayor creatividad.
La espiral ascendente de emociones positivas
Según esta autora, las emociones positivas tendrían tres efectos, que se darían de manera secuencial:
- Ampliación. Las emociones positivas amplían las tendencias de pensamiento y acción. Fomentan la creatividad y el pensamiento divergente, así como la consideración de distintos puntos de vista.
- Construcción. Las emociones positivas llevan al individuo a la construcción de nuevos recursos personales, que le ayudarán a afrontar situaciones difíciles en un futuro. Una persona que experimente con regularidad emocione positivas afrontará las situaciones con mayor seguridad y con una mentalidad más abierta,considerará un repertorio más amplio de soluciones, y probablemente contará con una red social de apoyo más amplia y más firme.
- Transformación de la persona, que será, en su vida cotidiana, más creativa y en la que se producirá, en mayor medida, una ampliación del pensamiento y un conocimiento más profundo de las situaciones; poseerá una mayor resistencia a la adversidad, y además estará mejor integrado en su entorno social. Esto daría lugar a una espiral ascendente de emociones positivas, que se retroalimentarían, dando lugar a nuevas emociones positivas.
Mientras que las emociones negativas generarían un repertorio reducido de conductas que buscan la preservación y la supervivencia, las emociones positivas amplían y construyen nuevos repertorios de pensamiento y acción. Esto, en última instancia, llevaría al individuo a un mejor afrontamiento de situaciones conflictivas, a una mejora de las relaciones sociales, y a una mayor flexibilidad cognitiva
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Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Irene Serrano