Una de las costumbres más habituales cuando comienza un nuevo año, son los propósitos. A todos nos ha pasado que empezamos con mucha ilusión el nuevo año y este estado de ánimo positivo nos anima a encauzarnos en proyectos personales para realizar durante los próximos meses. Dentro de estos llamados «propósitos de año nuevo» suelen estar algunos relacionados con la salud como perder peso o llevar una vida más saludable, sociales como mejorar relaciones que hemos dejado olvidadas o incrementar nuestro número de amistades, personales como empezar una nueva afición o aprender a ahorrar de forma eficaz, etc. El problema viene cuando pasados unos meses (¡o incluso menos!) no hemos seguido con ese propósito y hemos tirado la toalla.
En este artículo os proponemos cinco consejos que te ayudarán a cumplir con los propósitos que te has propuesto para este nuevo año y a llevarlos de una forma constante.
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Elegir los propósitos cuidadosamente
Lo primero que hay que tener en cuenta a la hora de centrar nuestros esfuerzos en un objetivo, es elegirlos con eficacia. De poco nos va a servir elegir muchas metas que nos quiten una cantidad de tiempo importante, y que lo único que nos van a permitir conseguir es cansarnos y abandonarlas fácilmente, o elegir propósitos que no nos motiven y que abandonemos a la primera de cambio.
Así, a la hora de plantearnos nuestros propósitos para este año tenemos que tener en cuenta dos premisas importantes:
Elegir propósitos que nos motiven, que nos gusten
Optar por realizar objetivos que nos motiven es una de las cosas más importantes, pues si la meta no es atractiva para nosotros el esfuerzo que realicemos no tendrá una recompensa suficiente y hará que prefiramos realizar otras actividades y no cumplamos con lo que nos hemos propuesto.
Comprometernos con un número realista de objetivos
Tenemos que analizar cuanto tiempo nos llevará cumplir cada objetivo, el tiempo del que disponemos y cuáles son nuestras prioridades para poder realizar una lista eficaz. Es muy importante que hagamos esto de forma concreta y realista, ya que si no tenemos esto en cuenta puede que no tengamos tiempo suficiente y nos estresemos, dejando nuestros objetivos de lado.
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Definir qué queremos
Cuando tenemos claro nuestros propósitos es importante definir nuestro objetivo final de forma clara. No es lo mismo decir «quiero llevar una vida más saludable» que «quiero realizar deporte tres veces a la semana y llevar una dieta sana«. Definir de manera concreta nuestros objetivos nos ayuda a tener claro hacia dónde nos dirigimos y cuál es la etapa final. De tal forma que podremos visualizar de manera clara qué vamos a conseguir y sus consecuencias positivas, manteniendo de forma adecuada la motivación en nuestro propósito.
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Establecer diferentes pasos o etapas
Aunque ya sepamos cuál es nuestro objetivo final, es necesario establecer varios pasos intermedios que nos permitan realizar metas más asequibles y adaptarnos a los cambios que producen en nuestra vida, y establecer un plan claro sobre qué acciones tenemos que llevar a cabo. Cuando nos ponemos una meta final y no establecemos pequeños objetivos intermedios, puede ocurrir que hagamos todo de golpe, no nos salga como queremos y nos desmotivemos con el proyecto. Para evitar esto, es positivo que analicemos bien nuestro objetivo y que lo desglosemos en diferentes fases. Siguiendo el ejemplo del ejercicio podemos ir aumentando el tiempo en varias fases, empezando por salir a hacer ejercicio media hora e ir aumentando 5 minutos cada semana hasta llegar al tiempo deseado.
Premiarnos por las cosas conseguidas
Llevar a cabo un propósito, y más si este implica un cambio en nuestra vida, es una tarea que requiere esfuerzo, tiempo y sacrificio. Si realizamos las acciones necesarias tal y como nos hemos propuesto, pero no obtenemos ninguna gratificación por ello, es probable que nos desmotivemos y acabemos dejando de lado nuestro propósito. Por ello, es necesario que sepamos premiarnos por las cosas que vamos consiguiendo, ya que esto nos va a permitir seguir enganchados con nuestro propósito y continuar acercándonos poco a poco a nuestra meta propuesta.
Para premiarse de manera adecuada, es necesario tener en cuenta algunos consejos o tips:
- Los premios deben de ser algo que nos guste, que nos resulte agradable
- Tenemos que administrárnoslo cuando alcancemos un objetivo intermedio o cuando hayamos hecho una acción que nos ha llevado mucho esfuerzo o tiempo
- Los premios no tienen porqué siempre ser materiales, también pueden ser de cualquier otro tipo siempre que nos hagan sentir bien (por ejemplo, permitirse sentirse orgulloso o decirse frases de refuerzo a uno mismo)
Disfrutar del proceso
Por último es muy importante que durante todo el año, y mientras estemos embarcados en el cumplimiento de nuestro propósito, dediquemos tiempo a disfrutar de él. Muchas veces, cuando intentamos cumplir con un objetivo, nos centramos en las acciones que debemos de realizar y en seguir todos los pasos, sin permitirnos parar a observar el camino que hemos recorrido. Si hacemos esto, podemos caer en el error de centrarnos sólo en la parte que nos genera un coste, dejando de lado la parte positiva sin disfrutar del proceso. Para evitar esto, es bueno tomarse un tiempo para echar la vista atrás y ver qué objetivos hemos conseguido y las consecuencias positivas de nuestro esfuerzo.
Artículo escrito por Psicólogos Madrid CIPSIA Psicólogos: Sara Catalán
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