Coaching mal aplicado y positivismo tóxico

El coaching, si se aplica de manera ética y profesional, en algunos casos concretos puede ser una herramienta para el desarrollo personal y profesional. Sin embargo, últimamente estamos observando, prácticas de coaching, especialmente las realizadas por personas sin formación adecuada, que pueden ser perjudiciales, particularmente cuando fomentan cierto positivismo tóxico o se adentran en ámbitos y casos que requieren ser tratados por psicólog@s sanitarios o clínicos. Esto sucede porque algunas líneas de actuación del coaching simplifican demasiado la complejidad de los problemas psicológicos y promueven soluciones que no están al alcance de las personas que demandan ayuda, debido a que están intrincadas en trastornos psicológicos, o en aspectos de la historia del paciente con una connotación más clínica, más patológica, y que por tanto requiere un diagnóstico clínico y un tratamiento adaptado realizado por especialistas del ámbito de la psicología.

¿Por qué puede ser perjudicial el coaching mal aplicado?


  1. Minimización de las emociones negativas:

Algunos coaches tienden a enfocar su metodología en mensajes como todo depende de tí” o cambia tu mentalidad y conseguirás todo lo que te propongas”. Si bien el pensamiento positivo puede ser útil, estos enfoques tan simplistas ignoran emociones legítimas como la tristeza, la ansiedad o el miedo, que son parte esencial del proceso de afrontamiento y crecimiento.


  1. Falta de formación profesional:

A diferencia de los psicólogos, que tienen una formación metodológica rigurosa para abordar problemas emocionales o mentales, algunos coaches carecen de preparación para tratar situaciones complejas. Intentar resolver problemas emocionales profundos con frases motivacionales o consejos genéricos puede agravar el sufrimiento de una persona.


  1. Exceso de responsabilidad individual:

En ciertos casos, el coaching refuerza la idea de que el éxito o la felicidad dependen exclusivamente del esfuerzo personal. Esto puede llevar a culpar a la persona si no logra los resultados esperados, ignorando factores externos como traumas, desigualdades, limitaciones, o circunstancias concretas del pasado o presente.


  1. Fomento del positivismo tóxico:

Los coaches que promueven constantemente frases como tú puedes con todo” o no hay espacio para lo negativo” pueden invalidar el dolor o las contradicciones propias de las personas. Esto no solo refuerza el positivismo tóxico, sino que también dificulta que la persona acepte sus emociones y busque soluciones realistas.


  1. Promoción de soluciones rápidas y superficiales:

Algunos enfoques de coaching prometen cambios instantáneos y resultados espectaculares, lo cual no siempre es posible. Esto puede generar frustración y una sensación de fracaso en las personas que no logran transformar sus vidas de manera inmediata.

¿Puede ser el positivismo un exceso?

Cómo evitar caer en estas prácticas nocivas:

  • Elegir coaches certificados y con formación para ámbitos de ayuda concreta que no interfieran en el trabajo de psicólogos y psiquiatras.
  • Reconocer que el coaching no sustituye la terapia psicológica o psiquiátrica.
  • Evitar metodologías que ignoren la importancia de las emociones negativas o minimicen problemas reales.
  • Buscar enfoques que equilibren el optimismo con la aceptación de la realidad y la complejidad de las emociones humanas.

¿Cuáles son los objetivos de la terapia psicológica?

En CIPSIA psicólogos somos psicólogos sanitarios expertos en psicología cognitivo-conductual, en psicoterapia y Másteres en Psicología de la Salud.

Artículo escrito por: CIPSIA psicólogos, Francisco Ortiz.