Las neurosis obsesivo-compulsivas o TOC se incluyen dentro de los trastornos de ansiedad, los cuales necesitan normalmente de ayuda psicológica. El síntoma más destacado es un sentimiento de compulsión subjetiva para realizar algún acto, persistir en una idea, o rumiar sobre cosas abstractas. Estos pensamientos no deseados, la resistencia a las ideas, o las reflexiones y cadenas son apreciados por los pacientes como inadecuados y carentes de sentido.
Las acciones obsesivas, sintoma del TOC, pueden adquirir un papel casi de ritual con el objetivo de calmar la ansiedad, por ejemplo, tocarse la ceja o lavarse las manos. A medida que se trata de alejar los pensamientos inadecuados, nos estamos conduciendo a una lucha subjetiva e interna cada vez más intensa y acentuada.
Para entender un poco mejor las ideas aquí descritas, pasaré a definir los dos conceptos más importantes dentro de este cuadro. Las obsesiones son un conjunto de ideas, pensamientos, imágenes o impulsos recurrentes y persistentes que la persona considera inapropiados e intrusos. Por otro lado, no hay que confundir este término con el de compulsión. Éstas últimas son conductas repetitivas, que se realizan según determinadas reglas o formas estereotipadas que el sujeto lleva a cabo para disminuir la ansiedad. Podrían ser compulsiones conductuales, que son rituales observables, o compulsiones cognitivas, rituales no observables ya que ocurren en la mente del sujeto.
Los actos obsesivos la mayoría de las veces son secundarios a pensamientos obsesivos, aunque en determinadas ocasiones son actos primarios propios de la personalidad obsesiva (coleccionismo, meticulosidad). Al igual, pueden ser actos defensivos y protectores, realizados con el objetivo de evitar malos presagios que engloban a la persona o sus allegados. Como por ejemplo, tener que hacer un gesto al pasar por algún lugar en concreto, o tocar cosas precisas para que no le pase nada a algún familiar.
Las compulsiones forman habitualmente el rol de “duda infundada o injustificada” sobre algo importante para el paciente, por ejemplo si se han apagado las luces o si el gas está cerrado correctamente. El enfermo se tiene que levantar continuamente a comprobarlo, entrándole de nuevo al poco tiempo, la duda de si se habrá cerciorado bien de lo llevado a cabo, teniendo que acudir otra vez al lugar en cuestión. Estos pensamientos llevan al sujeto a desesperarse por no poder tener un control de sí mismo y suelen necesitar la ayuda de un equipo de psicologos.
Entre el 2 y 3% de la población general padece este trastorno. No existen diferencias significativas en cuanto a la prevalencia de la enfermedad según el sexo. La mayoría de los casos están relacionados a acontecimientos vitales precipitantes.
El obsesivo suele ser una persona muy perfeccionista para resguardarse de la culpa que le persigue. También tiene un carácter minucioso, detallista y con un acentuado sentido de la crítica interna. Demuestra una considerable indiferencia afectiva en forma de máscara externa, ya que teme las consecuencias de sus emociones.
El tratamiento básico es la psicoterapia, la ayuda psicológica trata de buscar y neutralizar el impulso reprimido oculto bajo los síntomas obsesivos-compulsivos. También hay pacientes que encuentran alivio con tratamientos farmacológicos, pero en general, es un tipo neurosis muy resistente a todo tipo de ayudas por parte de los psicólogos.
Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Alba Ortiz