Disonancia Cognitiva

La disonancia cognitiva es un fenómeno psicológico que ocurre cuando las creencias, actitudes o comportamientos de una persona son incoherentes entre sí. Esto genera un malestar o una tensión interna que la persona intenta reducir de diferentes formas. La disonancia cognitiva influye en muchos aspectos de nuestra vida, especialmente en la toma de decisiones.

Según la teoría de la disonancia cognitiva, propuesta por el psicólogo Leon Festinger en 1957, las personas tenemos una necesidad de mantener una consistencia cognitiva, es decir, de que nuestras ideas y acciones sean congruentes y armoniosas. Cuando existe una contradicción entre ellas, experimentamos una incomodidad que nos motiva a restaurar el equilibrio. Para ello, podemos modificar nuestras creencias o actitudes, cambiar nuestro comportamiento, buscar información que apoye nuestra posición o rechazar la que la cuestione.

Este tipo de patrones pueden resultar en dos extremos. Por un lado, el sesgo de confirmación, donde tan solo buscaríamos y tendríamos en cuenta información que sea coherente con nuestras ideas y opiniones anteriores, ya que si nos exponemos a otros puntos de vista sufriríamos los efectos de la disonancia, un malestar emocional que querríamos evitar. Por otro lado, si se nos presenta inevitablemente con información o tenemos que llevar a cabo una conducta contraria a nuestras ideas, podemos llegar a racionalizarla e incluso a buscarle explicaciones o justificaciones externas a nosotros para evitar este malestar emocional.

Disonancia cognitiva y toma de decisiones

La disonancia cognitiva puede afectar a la calidad y al proceso de nuestras decisiones. Por ejemplo, cuando tenemos que elegir entre dos opciones que tienen ventajas e inconvenientes, podemos sentir disonancia por dejar pasar una oportunidad o por renunciar a algo que valoramos. Para resolver esta disonancia, tendemos a sobrevalorar los aspectos positivos de la opción elegida y a infravalorar los negativos, así como a hacer lo contrario con la opción descartada. De esta forma, nos convencemos de que hemos tomado la mejor decisión posible y reducimos el arrepentimiento. Aunque en otros casos, donde la persona sea más indecisa, la disonancia es un factor más que influye para que esta persona no sea capaz de tomar una decisión, ya que tome cual tome, sentirá en mayor o menor medida este malestar emocional, por lo que la única forma de evitarlo sería no tomando ninguna decisión.

Aprende más sobre la disonancia cognitiva aquí.

Otro ejemplo de cómo la disonancia cognitiva afecta a nuestras decisiones es cuando actuamos de forma contraria a nuestros valores o principios. Esto puede ocurrir por presión social, por obligación o por conveniencia. En estos casos, podemos sentir disonancia por ser incoherentes con nosotros mismos o con lo que pensamos que es correcto. Para aliviar esta disonancia, podemos racionalizar nuestra conducta, buscando justificaciones o excusas que la hagan más aceptable. También podemos modificar nuestras creencias o actitudes para adaptarlas a nuestro comportamiento, llegando incluso al autoengaño.

La disonancia cognitiva es un fenómeno universal que afecta a todas las personas en mayor o menor medida. Aunque puede parecer un efecto negativo, también puede tener un lado positivo, ya que puede impulsarnos a cambiar y crecer como personas. La disonancia cognitiva puede ser una oportunidad para reflexionar sobre nuestras ideas y acciones, para cuestionar nuestras certezas y para aprender de nuestros errores. Lo importante es ser conscientes de la disonancia cognitiva y manejarla de forma constructiva y crítica.

Artículo escrito por: Pedro Urbina.