Depresión y cáncer

¿Qué es el cáncer?

En todos los tipos de cáncer, algunas de las células del cuerpo empiezan a dividirse sin detenerse y se diseminar a los tejidos corporales. Dependiendo de varios factores, tanto de la persona como del tipo de cáncer, pueden producirse multitud de daños orgánicos con mayor o menos gravedad. Además, el cáncer puede empezar casi en cualquier lugar del cuerpo humano, el cual está formado por millones de células.

Normalmente, las células humanas crecen y se dividen para formar nuevas células a medida que el cuerpo las necesita lo que constituye un proceso habitual y natural en el organismo. Cuando las células normales envejecen o se dañan, mueren, y células nuevas las remplazan. Sin embargo, en el cáncer, este proceso se descontrola.

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La incidencia global prevista de cáncer para la población española en el año 2015 es de 222.069 personas (136.961 varones y 85.108 mujeres), siendo el tipo más frecuente el cáncer colon-recto, por delante del cáncer de pulmón y el cáncer de mama.

¿Qué consecuencias tiene para la salud emocional o psicológica?

Cuando un paciente recibe este tipo de diagnóstico puede resultar una noticia devastadora, ya que tiene un gran impacto en la vida de la persona y sus allegados. Ante la falta de recursos para aceptar esta nueva situación y la falta de pautas de afrontamiento que pueden desencadenar emociones negativas como pueden ser la ansiedad, la ira, o la tristeza. Este tipo de reacciones emocionales, se pueden producir tanto en la persona enferma de cáncer, como en sus familiares y seres queridos. Con el tiempo si estas emociones no disminuyen y no se recibe una ayuda profesional que ayude a solucionar este problema, esta situación puede derivar en un problema más grave como por ejemplo la existencia de un estado depresivo.

Cuando un paciente oncológico entra en una depresión, tiene menos posibilidades de supervivencia y más opciones de no cumplir con el tratamiento. Las causas de la aparición de este fenómeno no se conocen con detalle, aunque los expertos señalan tres posibles orígenes: la preocupación ante la propia enfermedad que pueden producir una aumento de pensamientos y emociones negativas que dificultan la capacidad de afrontamiento, los efectos tóxicos de la quimioterapia que empeoran el estado físico y anímico de la persona y los efectos biológicos directos del tumor.

Además, en el caso de los familiares o allegados de apoyo, cuando éstos tienen este tipo de problemas cuentan con menos herramientas y recursos para enfrentarse a esta situación tan compleja y ayudar a su familiar en este proceso, empeorando en ocasiones el pronóstico del paciente.

Es importante tratar la depresión incluso si se está sometiendo a un tratamiento para el cáncer.

¿Cómo se puede mejorar esta situación?

La depresión debe ser diagnosticada y tratada por un psicólogo especialista. Tratar este problema, puede ayudar a sobrellevar el tratamiento para el cáncer y mejorar el estado de salud de la persona.

Actualmente, los tratamientos más comunes para tratar la depresión incluyen:

  • Terapia cognitiva-conductual (TCC), un tipo de psicoterapia, o terapia de diálogo, que ayuda a las personas a cambiar los estilos de pensamiento y conductas negativas que pueden contribuir con su depresión. Además permite el entrenamiento en habilidades de afrontamiento que ayudan a llevar este proceso de una forma más eficaz.
  • Tratamientos farmacológicos como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), que son fármacos antidepresivos como el citalopram (Celexa),la sertralina (Zoloft) y la fluoxetina (Prozac).

Además de la TCC, hay otras formas de terapia que han demostrado ser eficaces para ayudar a la gente con cáncer a controlar su depresión, entre ellas se encuentran:

  • Psicoeducación, que le enseña sobre la enfermedad y su tratamiento.
  • Capacitación para el control del estrés, que le enseña diferentes maneras de lidiar con la ansiedad.
  • Terapia de resolución de problemas, que le ayuda a identificar los problemas que interfieren con su vida cotidiana y contribuyen con los síntomas de la depresión y a encontrar formas de solucionar esos problemas.

También existe la posibilidad de unirse a un grupo de apoyo. Estos grupos ofrecen una importante oportunidad de compartir las emociones difíciles, lo que ayuda al desahogo emocional y a la creación de una red de apoyos para el paciente y su familia.

En CIPSIA, como parte del tratamiento recomendamos aprender técnicas de control de la activación como la respiración diafragmática o la relajación muscular que pueden ser útiles para afrontar el bajo estado de ánimo, además de contar con la ayuda de un profesional experto que ayude a afrontar este proceso tan complejo.

 

 

Artículo escrito por Psicologo Ventas Cipsia Psicólogos: Rocío Moraleda

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