Amusia. Desde el principio de los tiempos los seres humanos hemos asociado la vida con el movimiento y el sonido. Por lo que todo lo referente a la vida en cada uno de sus períodos y manifestaciones ha estado siempre custodiado por diversos sonidos que al principio fueron derivados de la misma naturaleza: el cantar de los pájaros, el romper de una ola, el ulular del viento, la propia voz, etc. Pero pronto comenzamos a utilizar «instrumentos» rudimentarios para producir sonidos, como piedras, huesos, cañas, troncos, cuernos, conchas, etc.
Dichos sonidos cada vez se fueron haciendo más sofisticados y han servido desde entonces para que comuniquemos emociones e ideas y para acompañarnos prácticamente en todos los eventos importantes: la caza, las uniones matrimoniales, las guerras, los nacimientos, los funerales. En general, la mayoría de los acontecimientos principales de la humanidad, tanto alegres como tristes, se han hecho acompañar de sonidos que no sólo nos sirven de marco sino que pueden incluso intensificarlos y hasta inducirlos.
¿Qué es la amusia?
La música es una medicina saludable, que aporta emociones, y a su vez alivia síntomas de ansiedad, estrés, autoestima o insomnio. Sin embargo, hay personas para las cuales las notas de un piano o una guitarra suenan como si nuestra vecina estuviera tirando sartenes en el suelo de su casa, justo encima de la nuestra. Es lo que se conoce como amusia, una condición neurológica que afecta aproximadamente al 4% de la población mundial.
El término amusia se usa para definir el deterioro o la pérdida de la capacidad musical, ya sea de forma congénita (es decir por un problema de nacimiento) o adquirida debido a una lesión en el cerebro. Son trastornos neurológicos que incapacitan a las personas que los padecen para reconocer o reproducir tonos o ritmos musicales, lo que al mismo tiempo, puede acarrear problemas con la escritura o la dicción de los mismos. El término «amusia» se compone de a + musia que significa «carencia de música».
¿Cómo afecta este problema?
Las personas aquejadas de este problema escuchan la música pero no son capaces de comprenderla, seguirla y evaluarla. Es decir, no pueden diferenciar una melodía de otra ya que no «procesan» la altura de las notas. Notoriamente, no se debe confundir la amusia con las personas desentonadas, ya que estas últimas no tienen un problema neurológico, sino que simplemente no son capaces de seguir las notas por falta de práctica o porque no dominan la técnica. Quienes lo padecen, no pueden darse cuenta cuándo desentonan y cuando no, así como tampoco distinguen los errores musicales de los otros. Obviamente, existen diferentes grados de amusia, en los casos más extremos se llega a percibir la música como un sonido irritante y desagradable.
Una de las consecuencias a nivel psicológico que puede tener de forma indirecta este problema, es su interferencia en áreas tan importante de nuestra vida como las relaciones sociales. si bien es cierto, que una persona con este tipo de problema puede llevar una vida social totalmente normal, puede verse afectada e algunos sentidos. Por ejemplo, esta dificultad impide o dificulta realizar algunos planes sociales en los que se ve envuelta la música. Además, la amusia también tiene una gran influencia en el día a día ya que muchas de nuestras acciones más automáticas se pueden guiar por sonidos (por ejemplo, identificar que viene una ambulancia, etc.).
Artículo escrito por Psicologo Ventas Cipsia Psicólogos