Las rabietas son algo relativamente habitual de ver en niños pequeños. Para ellos es difícil gestionar la frustración en determinados momentos y emplean esta estrategia para conseguir un determinado objetivo. Sin embargo, para su desarrollo y aprendizaje es necesario que los adultos que estén a su alrededor sepan gestionarlas adecuadamente. Para ello en el artículo de hoy os traemos unas premisas que os pueden ayudar a manejar este tipo de situaciones correctamente.
4 normas para gestionar una rabieta
1. Paciencia
La primera norma que hay que tener en cuenta es nuestra paciencia. Lo más importante para gestionar las rabietas es tener paciencia y entereza, ya que lo más previsible es que ésta tienda a aumentar hasta que se acabe por completo. En estas situaciones es normal sentir nervios o incluso ansiedad, por lo que puede sernos útil emplear técnicas de respiración. Cuando pongamos en marcha las estrategias de las que hablamos hoy, el niño va a tender a reaccionar aumentando la rabieta para conseguir su objetivo. Pero lo importante es persistir, ya que si no lo hacemos le estaremos enseñando a comportarse de esta forma para conseguir lo que quiere.
– Si quieres saber más sobre técnicas de relajación, puedes leer nuestra sección de la web sobre ellas pinchando aquí.
2. Mantenernos firmes en nuestra opinión
La segunda premisa es la de mantenerse firme en nuestra decisión. Si hemos decidido que no le damos una cosa al niño o que vamos a hacer algo de un determinada forma es importante que nos mantegamos firmes en eso. Si el niño es capaz de argumentar de forma adecuada podremos negociar con él si lo consideramos adecuado, pero nunca cuando tiene una rabieta. En esos casos lo mejor es explicarle con un tono calmado nuestra decisión y mantenernos firmes en ella.
3. No entrar en su juego 
Lo peor que se puede hacer en las rabietas es entrar en su juego, ya que le estaremos prestando atención
y será más fácil que acabemos dándole lo que quiere. Lo mejor que podemos hacer es explicarle claramente nuestros motivos y continuar haciendo nuestras cosas sin entrar a debatir con él. Si él o ella continúa insistiendo, es importante mantener esta premisa y actuar como un disco rallado. Es decir, le daremos la explicación y le pediremos que se calme si quiere hablar con nosotros y le daremos el tiempo que necesite para ello.
4. No prestar atención
Aunque en los párrafos anteriores se ha hablado implícitamente de no prestar atención, esta premisa es muy importante y es necesario explicar detalladamente porqué. La causa de su importancia radica en la necesidad de no reforzar (es decir, no premiar) este comportamiento del niño. Las rabietas, se mantienen en el tiempo debido a que los niños suelen conseguir lo que se proponen con ellas y a la atención que reciben por parte de los padres.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán
[tagcloud]