En los últimos tiempos es bastante habitual oír que algunos niños y adolescentes han desarrollado o tienen un trastorno de conducta tanto en los medios de comunicación, como por otras vías como suele ser el colegio o instituto. Sin embargo, en la mayoría de estas ocasiones no explican con mucha profundidad en qué consiste este trastorno y qué implica para los niños y las familias que lo sufren, ya que se centran en los casos más extremos como por ejemplo los que salen en el programa de televisión “Hermano Mayor” que no muestran la totalidad de los casos y se centran en las situaciones más graves.
Así, el objetivo de este artículo es explicar en qué consiste este problema que actualmente afecta a muchas familias de nuestro país, qué consecuencias tiene para los niños y las familias que lo sufren así cómo puede ayudar un psicólogo para adolescentes y niños
¿En qué consiste el trastorno de conducta?
El trastorno de conducta según los principales manuales diagnósticos actuales el CIE (de la Organización Mundial de la Salud) y el DSM (de la Asociación Americana de Psiquiatría y Psicología), consistiría en un patrón de conducta caracterizado por la violación o la ruptura de las normas sociales y los límites, junto con comportamientos agresivos e impulsivos que dificultan la relación con los adultos y con sus iguales. Algunas de las conductas o los comportamientos que llevan a cabo estos niños son: ruptura de normas, violación constante de límites, enfrentamientos con los adultos, comportamiento agresivo hacia personas o animales, ausentismo escolar, destrucción de la propiedad ajena, etc.
Puede ser de inicio temprano, antes de los 10 años aunque también puede iniciarse en la etapa de la adolescencia a partir de los 10 años de edad. Cuando el inicio es temprano y el niño no recibe tratamiento, es más probable que el problema vaya aumentando en gravedad y se mantenga hasta la etapa de la adolescencia. Por ello, es de vital importancia acudir a un profesional que nos ayude a gestionar esta situación.
¿Qué consecuencias tiene para estos niños/adolescentes y sus familias?
Como hemos visto, el comportamiento de estos niños suele ser bastante disruptivo por lo que una de las consecuencias más importantes es el deterioro que se produce en el ambiente familiar. La convivencia, debido a las conductas disruptivas y de violación constante de normas suele ser muy complicada y es muy habitual la aparición de conflictos que van aumentando en gravedad a medida que el niño va creciendo. Así, la dinámica familiar se ve muy afectada por la conducta de estos niños y la forma que tienen de relacionarse con su entorno. Como consecuencia de todo ello las relaciones familiares se ven muy deterioradas, ya que la aparición continua de conflictos, junto con los comportamientos agresivos que sufren los parientes de estos niños, producen una gran malestar y sufrimiento y a largo plazo deterioran estas relaciones.
En el ámbito escolar también suelen tener bastantes problemas. Uno de los más comunes es la negativa a estudiar o realizar sus deberes diarios, lo que les supone una bajada de rendimiento y multitud de problemas para conseguir sacar el curso escolar de una forma adecuada. Además, en muchos de los casos estos niños o adolescentes suelen presentar también conductas disruptivas y agresivas en clase, por lo que tienen problemas con su relación con los profesores, pudiendo llegar incluso a ser expulsados, y con el resto de alumnos. Por último, estaría el caso más grave en el que el niño o adolescente deja de acudir a clase y tiene un absentismo escolar grave, cuyas consecuencias son más problemáticas tanto para el niño como para su familia.
¿Se puede solucionar?
Las personas o familias que han visto envueltas por este problema, muchas veces no ven solución al problema ya que han intentado multitud de estrategias con el fin de mejorar el comportamiento de sus hijos que no les han dado ningún resultado. Sin embargo, los estudios científicos demuestran la eficacia del tratamiento cognitivo-conductual para este tipo de problemas.
El tratamiento que se lleva a cabo, debe de tener como objetivos principales eliminar las conductas disruptivas y agresivas por parte del niño hacia cualquier persona, instaurar normas y límites en casa, así como hábitos saludables de estudio y colaboración, enseñar comportamientos alternativos al niño y nuevas formas de relacionarse con su entorno más adecuadas, etc. De esta forma, enseñaremos al niño a comportarse de una forma más adecuada que evitará la aparición de conflictos y propiciará comportamientos más beneficiosos para ellos.
Además, en el tratamiento del trastorno de conducta es necesario trabajar con los padres con el objetivo de enseñarles nuevas estrategias para poner normas y límites en casa, manejar los premios y castigos para moldear el comportamiento de su hijo y mejorar las relaciones en casa. De esta forma, los padres serán capaces de mantener los cambios obtenidos en terapia y mejorará toda la dinámica general.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán
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