Muchas parejas se piensan que cuando se enamoran ya está todo hecho. Que si tienes amor ya no hace falta nada más para que tu relación de pareja funcione.
Nuestra sociedad nos educa y nos transmite la idea del amor ideal, en el cual dos personas se conocen, se enamoran, encajan perfectamente y ya son felices para siempre. Pues bien, siento deciros que la realidad es un poco diferente. Este tipo de amor no es real y no existe.
En toda relación, además del afecto y el enamoramiento, es necesaria una buena comunicación para construir y negociar una vida en común, dónde la pareja se vea envuelta de una serie de problemas, formas de actuación, hábitos, y objetivos vitales e importantes para ambos miembros de la pareja.
La relación entre dos personas está en un proceso de cambio constante, ya que aparte de que las dos personas evolucionan día a día de forma separada, también evolucionan y cambian de forma conjunta. Debido a esto, es muy importante el hecho de reconstruir y reinventar nuestra relación, siendo flexibles y adaptándonos al cambio y sobretodo mostrando siempre una actitud abierta ante la negociación y la comunicación entre los dos.
En cuantas discusiones de pareja habéis escuchado aquello de: “yo soy así, y no puedo cambiar”. Este error lo comenten un alto porcentaje de las personas que mantienen una relación de pareja. Asumimos de este modo que el otro no tiene más remedio que aceptarnos como somos, si nos quiere. Si alguna vez habéis tenido este pensamiento, habréis visto que no os ha ayudado en nada. Este pensamiento aparte de no dejarte mejorar o progresar, frustra al otro miembro de la pareja porque se encuentra en una especie de “callejón sin salida”, en el cual o acepta la conducta que tanto le disgusta o tiene que renunciar a seguir con su relación. De este modo, si no queremos encontrarnos en este tipo de situaciones, es conveniente que cambiemos la concepción que tenemos del amor, empezando a mostrarnos más abiertos al cambio y a la negociación.
Si nos mostramos abiertos ante las peticiones de nuestra pareja, y a su vez también comunicamos de un modo constructivo nuestras necesidades en una relación, estaremos fomentando lo que se llama el círculo vicioso positivo (la espiral positiva del amor). Fomentaremos en nuestra relación un aumento de los estímulos positivos (afecto positivo) y una disminución de los negativos.
Es decir, si A sabe que si cambia una conducta B está más contento, y A decide gratificar a B con este cambio. B piensa “mira A se está esforzando para que me sienta bien” “A me quiere” y se siente más contento con A. Como consecuencia, como B está más contento decide hacer una conducta que sabe que le va a gustar a A. A piensa “B quiere que me sienta bien, B me quiere” y se siente satisfecho con la relación que tiene con B. Lo que predispondrá a A para seguir luchando por mejorar la relación y la convivencia que tiene con B.
Para que este círculo de interacciones positivas se pueda dar, es necesario que se trabajen dos aspectos muy importantes de una relación de pareja.
- La comunicación: es un elemento clave para que una relación funcione. Entre los distintos requisitos de una buena comunicación de pareja, está el hecho de que ambos miembros de la pareja sean capaces de pedir y solicitar al otro de una forma asertiva cuáles son sus necesidades en una relación, defender sus derechos personales, y manifestar sus sentimientos, opiniones y emociones de un modo constructivo (proponiendo una alternativa o propuesta de cambio al otro para que este pueda hacer algo para mejorar).
- La predisposición positiva: este aspecto lo hemos comentado anteriormente. Se trata de saber escuchar atentamente al otro, saber comprender sus sentimientos y estar dispuesto a flexibilizar nuestra creencia u opiniones para llegar a un acuerdo entre lo que el otro nos está pidiendo y lo que nosotros queremos o pensamos.
Estas habilidades necesarias son formas de interacción que se pueden practicar y fomentar mediante un entrenamiento en habilidades sociales, y forman parte de la llamada inteligencia emocional. Esta inteligencia es básica tanto para el buen funcionamiento de una relación de pareja como para tener unas relaciones interpersonales exitosas.
Artículo escrito por Psicologos Madrid Cipsia Psicólogos: Anna Cadafalch