De aquí a unas pocas semanas, numerosos estudiantes ya sean universitarios o preuniversitarios comenzaran sus periodos de exámenes. Algunos se presentarán a selectividad, otros tendrán que realizar los exámenes trimestrales o de recuperación, pero todos ellos se enfrentan a un momento muy importante que marcará el resultado de su año académico y evitará situaciones de fracaso escolar. Por ello, muchos de ellos buscan sacar el máximo rendimiento posible en los días previos para prepararse para este momento. Algunos incluso recurren a la ingesta de algunos medicamentos para este objetivo. Sin embargo, la mejor estrategia para mejorar la concentración y evitar los bloqueos no reside en la toma de algún fármaco, sino en los hábitos físicos y psicológicos que llevamos a cabo durante el estudio. Por ello, en el artículo de hoy os explicamos las estrategias psicológicas más importantes para mejorar vuestra concentración.
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¿Qué es la concentración?
Antes de explicaros las estrategias para mejorar la concentración, es necesario que entendamos a qué nos referimos con este término. Así pues, la concentración se define como la capacidad de la persona de centrar sus recursos cognitivos en una tarea concreta, evitando las distracciones. De esta forma, en la concentración influyen dos grupos de factores: los recursos cognitivos y el contexto o entorno. Respecto al primer grupo, dentro de los recursos cognitivos destaca principalmente la atención y nuestra capacidad para dirigir nuestra mente a la tarea. Dentro del entorno, las variables influyentes son todos aquellos aspectos del entorno que puedan captar nuestra atención y desviarla de la tarea.
4 estrategias para mejorar la concentración
Cuídate físicamente
La primera estrategia fundamental para mejorar la concentración es cuidarnos físicamente. Como hemos visto, la concentración depende de nuestros recursos cognitivos. Éstos, como parte de nuestras funciones orgánicas dependen de nuestro estado físico. Si estamos cansados o faltos de energía, nuestros recursos cognitivos disminuirán y por lo tanto, también lo hará nuestra capacidad de concentración. Por ello, es importante que descansemos adecuadamente (mínimo de 8 horas diarias) y que comamos de forma correcta (con una dieta equilibrada y que nos aporte energía). Además, si aparecen nervios o ansiedad, es importante que apliquemos alguna técnica de relajación para poder estar en una mejor condición física. De esta forma nuestra condición física será la idónea para que la concentración sea máxima.
Organiza y planifica bien tus sesiones
El siguiente paso que tenemos que llevar a cabo es planificar nuestras sesiones de estudio. Si al sentarnos a estudiar no sabemos qué parte del temario vamos a estudiar, ni qué apuntes necesitamos vamos a perder tiempo y nos va a costar más concentrarmos. Por ello es necesario hacer dos planificaciones, una a largo plazo y otra a corto plazo. La planificación a largo plazo se refiere a aquella que nos va a permitir estructurar qué tiempo le dedicamos a cada asignatura y a cada tema, dividiendo el tiempo en toda la materia que tenemos hasta la fecha de todos los exámenes. De esta forma, podemos organizarnos para dedicar el tiempo necesario a cada asignatura. Además, es importante que hagamos una planificación a corto plazo de qué vamos a estudiar ese día, en qué orden y con qué materiales. Así, no perderemos tiempo en buscar y sacar el material, sino que lo tendremos preparado y a mano.
Organiza tu espacio de trabajo
Además de prepararnos físicamente y planificar nuestras sesiones de estudio, también es necesario que preparemos nuestro espacio de trabajo. Como hemos visto al comienzo de este artículo, la concentración también depende de variables del contexto. Así pues, también es importante organizar el espacio dónde vamos a estudiar para que potencie nuestra concentración. Para ello, lo primero que tenemos que hacer es preparar todo el material que vamos a necesitar para estudiar. Después, es necesario que despejemos completamente el sitio dónde vamos a estudiar. Cuando realicemos nuestra sesión de estudio, sólo tendremos en nuestra vista, aquel material que necesitemos en ese momento. De esta forma, evitaremos que haya estímulos que puedan ser una distracción y disminuyan nuestra concentración.
Haz descansos
Como hemos visto al comienzo de este artículo, la concentración depende en buena parte de recursos cognitivos como la atención. Para mejorar nuestros recursos atencionales, es necesario evitar los estímulos distractores mediante algunas de las estrategias anteriores. Además, también es importante que cuidemos nuestra atención sostenida, aquella que se mantiene a lo largo del tiempo. Ésta es limitada y por lo tanto, llega un punto dónde nuestra atención disminuye. Para evitar que esto afecte a nuestra concentración, la estrategia más eficaz es la de planificar adecuadamente los descansos. Si nos tomamos descansos cortos y periódicos vamos a conseguir mantener nuestros recursos atencionales y nuestra concentración. Lo recomendable es hacer descansos en ciclos de media hora con 5 minutos de descansos o en ciclos de hora y media con 10 minutos de descanso.
Artículo escrito por CIPSIA Psicólogos Madrid: Sara Catalán
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